La asesina escondía el arma detrás de un ramo de flores

Juan arturo Salinas

El Centro arde y lejos de apagar los fuegos, el gobierno municipal que todavía encabeza Montserrat Caballero le arroja más gasolina

El hombre ejecutado este sábado 7 de septiembre ya se había salvado pues con anterioridad le habían disparado hasta cinco veces pero salvó la vida, quizás gracias a la mala puntería del tirador.

Trabajaba como encargado de un estacionamiento situado en el centro de Tijuana, una labor que desde luego no pudo haber sido el móvil de su muerte. Algo más debía hacer en un espacio y un tiempo que le podían permitir otros ingresos.

Tras el ataque, se desapareció de la zona durante unas semanas y la prueba de que se trató de una muerte perpetrada por el crimen organizado, es que bastaron unos minutos para que su presencia en el primer cuadro de la ciudad movilizara a sus verdugos.

Caminó por la calle Tercera, Felipe Carrillo Puerto, donde saludó a sus conocidos, y cuando entró a una farmacia fue ejecutado. Asustados, los empleados lo arrastraron fuera del establecimiento, para evitar cualquier implicación.

Esta vez la gatillera fue una mujer que escondía el arma detrás de un ramo de flores. Abrió fuego en contra del individuo, quien no tuvo ni espacio ni tiempo para intentar evitar el nuevo ataque.

En su fallida huida, la mujer arrojó el arma homicida pero también se le cayó el celular, algo similar a lo que ocurrió con David Ortega, el asesino de la doctora Alma Angélica Ciani a quien un error similar en 2017 le costó ser ubicado y sentenciado a 42 años de prisión.

Un hombre que pasaba intentó recoger el celular, un iPhone gris y aunque los testigos le gritaron que no lo hiciera, alcanzó a dejarle sus huellas digitales y a escapar del lugar al darse cuenta de lo que acababa de hacer.

Una mujer fue capturada metros más adelante, y aunque no correspondía con la descripción de la autora material de la ejecución fue trasladada en una patrulla para rendir su declaración.

Ya en una columna anterior este escenario estaba advertido: el centro arde y lejos de apagar los fuegos, el gobierno municipal que todavía encabeza Montserrat Caballero le arroja más gasolina.