Cómo la energía renovable está desviando esfuerzos del cambio climático

© 2016 New York Times News Service

¿Ya está descarrillando el esfuerzo global por combatir el cambio climático, acordado a duras penas en París hace siete meses?

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Alemania, el defensor europeo de la energía renovable, al parecer está dudando con respecto a su ambicioso impulso por acrecentar su consumo de combustibles renovables para generación de energía.

Con la esperanza de desacelerar el estallido de nueva energía renovable en su red, el país eliminó un subsidio abierto para energía solar y eólica, poniendo un tope a capacidad renovable de tipo adicional.

Alemania también pudiera abandonar una programación para ponerle fin a la generación mediante la quema de carbón, que sigue representando más de 40 por ciento de su electricidad, con base en un informe filtrado del ministerio del Ambiente del país. Más bien, el gobierno pagará miles de millones de dólares para mantener en reserva generadores de carbón, a fin de suministrar energía de emergencia en tiempos cuando el viento no sopla o el sol no brilla.

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Además, las renovables han llegado a un atolladero más allá de Alemania. Fuentes renovables están produciendo acumulaciones de electricidad temporales de Australia a California, expulsando otras fuentes de energía que siguen siendo necesarias para mantener un suministro estable de energía.

En el sur de Australia, donde el viento abastece más de un cuarto de la electricidad de la región, los precios crecientes de la electricidad cuando el viento no estaba soplando plenamente orilló al gobierno a pedirle a la empresa de electricidad Engie que regresara a una planta alimentada con gas. La cual había sido cerrada.

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Pero, en lo que pudiera ser el suceso más inquietante en el combate en contra del cambio climático, las renovables están contribuyendo a llevar la energía nuclear, la principal fuente de electricidad cero carbono en Estados Unidos, a la bancarrota.

Estados Unidos, y, en efecto, el mundo, harían bien en reconsiderar la promesa y limitaciones de su obsesión con la energía renovable.

“El tema es, ¿cómo descarbonizamos el sector de electricidad, al tiempo que mantenemos las luces encendidas, manteniendo los costos bajos y evitando consecuencias no deseadas que pudieran hacer que las emisiones aumentaran?” dijo Jan Mazurek, quien dirige la campaña de energía limpia en el grupo de activismo ambiental ClimateWorks.

Dirigirse a esos desafíos requerirá de un enfoque más sutil que solo pegarle más renovables a la red.

Un análisis de Bloomberg New Energy Finance, distribuido no muy ampliamente hace dos semanas, estimó que los reactores nucleares que producen 56 por ciento de la energía nuclear de Estados Unidos no serían lucrativos a lo largo de los tres años siguientes. Si todos fueran a desaparecer y ser reemplazados con generadores a gas, se emitiría a la atmósfera otras 200 millones de toneladas de bióxido de carbono cada año.

El aspecto económico de la energía nuclear es el culpable en su mayoría. Sencillamente, no puede competir con el barato gas natural. La mayoría de los reactores en el país está perdiendo entre 5 y 15 dólares por megavatio-hora, con base en el análisis.

Sin embargo, la suerte de la energía nuclear no está siendo dictada solamente por los mercados. Legisladores enfocados en impulsar fuentes renovables por encima de todo lo demás – subsidiando copiosamente proyectos solares y eólicos, y fijando objetivos legales para generación de energía a partir de renovables – están contribuyendo activamente al cierre de la industria. Ante intensa aversión popular, la energía nuclear está siendo dejada de lado.

Como escribió Will Boisvert en un análisis para Progreso Ambiental, organización ambiental que promueve la energía nuclear, los pesares de la industria “pudieran ser remediados mediante subsidios sustancialmente menores que aquellos dados de rutina a fuentes renovables”. El crédito fiscal de producción de la rama federal para granjas eólicas, por ejemplo, vale 23 dólares por megavatio-hora, lo cual es más que la cantidad que necesitarían generadores nucleares para salir a mano.

Las complicaciones de los generadores nucleares ponen de relieve las consecuencias no planeadas de políticas de fuerza bruta para impulsar vigorosamente más y más energía renovable a la red. Estas políticas hacen más que poner en peligro a la industria nuclear. Podrían causar un retroceso a todo el esfuerzo en contra del cambio climático.

California, donde se prevé que los generadores reciban la mitad de su electricidad de renovables para 2030, ofrece una muy buena ilustración del problema. Se llama la “curva del pato”. Muestra lo que sumarle renovables a la red de electricidad hace a la demanda de otras fuentes de energía, y efectivamente parece un pato.

A medida que se va alimentando cada vez más capacidad solar a la red, desplazará alternativas. Un vatio extra de sol no cuesta nada. Sin embargo, el sol no brilla parejamente de manera constante. Cerca del mediodía, cuando está a todo, habrá poca necesidad de energía de reactores nucleares, o incluso de gas o carbón. A las 7 p.m., cuando la gente llega a casa del trabajo y enciende sus aparatos, el sol ya no estará tan caliente. Entonces será indispensable acrecentar fuentes alternativas.

El problema es que reactores nucleares, e incluso generadores a gas – y carbón – no puede cambiarse solos de manera intermitente y de manera barata. Así que lo que ocurre es que alrededor de mediodía, esos generadores tienen que pagarle a la red por tomar su energía. No causa sorpresa que esto menoscabe la rentabilidad de las nucleares. Incluso pudiera orillarlos fuera del sistema por completo.

¿Cómo se desarrolla una estrategia renovable en el futuro? Obtener más energía de renovables a las 7 p.m. significará construir una capacidad excedente a mediodía. De hecho, se requerirá de toda la energía de renovables hasta varias veces la demanda durante la mitad del día y mantenerlo apagada buena parte del tiempo.

Las fluctuaciones diarias no son el final de todo. La energía eólica y la luz solar también cambian con las temporadas. Lo que es más, el cambio climático probablemente cambie su energía y estacionalidad en formas imprevistas. Considerando lo caras que pueden ser las granjas eólicas y solares, pudiera tener sentido reconsiderar una estrategia que echa por tierra una fuente de energía de cero carbono que pudiera mantenerse encendida durante todo el tiempo.

Un informe publicado el mes pasado por el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca sugiere que hay espacio para más energía renovable en la red. Nuevas tecnologías – para almacenar energía cuando el sol está intenso o para compartirla a lo largo de áreas más extensas – pudiera permitir una mayor huella renovable.

Sin embargo, hay límites. “Existe una costo de integración muy real a partir de renovables”, dijo Kenneth Gillingham, economista de Yale que escribió el informe. “Hasta ahora, ese costo es pequeño”.

Eduardo Porter

© The New York Times 2016