La necedad criminal se impone de nuevo en San Pablito

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- El mercado de juegos pirotécnicos de San Pablito, que explotó el pasado 20 de diciembre, continuará siendo de “alto riesgo”: será reconstruido, ilegalmente, en el mismo terreno de 4.5 hectáreas en el que estaba, en una zona urbana sobrepoblada del municipio de Tultepec, Estado de México.

Según la propia tabla de usos de suelo, este terreno está en un área clasificada como “habitacional densidad 200” (H-200-A), ya que ahí hay casas habitación y comercios de distinto tipo, que seguirán estando expuestos a otro eventual estallido de pólvora del mercado y a la consiguiente pérdida de vidas.

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A esta conclusión llega el estudio El desarrollo urbano en la explosión del mercado de San Pablito, elaborado por el Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México.

El estudio asegura que San Pablito siempre ha “violentado” la “normatividad en materia de desarrollo urbano del municipio”, y ahora lo seguirá haciendo con la reconstrucción del mercado en la misma área siniestrada, la cual carece de las más elementales medidas de “amortiguamiento” para evitar que las explosiones afecten a la población de la zona.

De entrada, el estudio enfatiza que hay una “incompatibilidad de usos de suelo”, ya que el catalogado como H-200-A es exclusivo para uso habitacional, por lo que las autoridades gubernamentales debieron prohibir desde un principio que ahí se asentara el mercado de pirotecnia más grande y peligroso del país.

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Indica que para los urbanistas este tipo de mercados son prácticamente considerados “polvorines”, porque expenden productos hechos con pólvora, una “rama de la industria de la química” que resulta de “muy alto riesgo”, y, por lo tanto, la normatividad estipula mantenerlos lo más lejos posible de los centros de población.

Sigue el documento: “Al considerarse a la pirotecnia como industria, la tabla de usos de suelo establece que las instalaciones industriales de alto riesgo no estarán contiguas a zonas urbanas, por lo que deberán dejarse franjas de amortiguamiento con distancias”.

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La investigación señala que, para colmo, cada vez está más sobrepoblada el área urbana de San Pablito. Dice al respecto: “Otra problemática detectada es la aparición de asentamientos humanos, tanto regulares como irregulares, alrededor de los sitios donde se desarrolla la actividad pirotécnica, acrecentando la problemática de los riesgos industrial y químico”.

Así, asegura que hay una “expansión urbana desordenada”, incompatible con el simultáneo “crecimiento de la actividad pirotécnica” de Tultepec, por lo que debió darse una “reubicación” del mercado.

Ilustrado con gráficas, planos y fotografías aéreas, el estudio asegura que, en suma, el mercado viola el Plan Municipal de Desarrollo Urbano que, en materia de pirotecnia exige “definir las normas de desarrollo urbano para evitar los riesgos que representan las actividades de almacenamiento, manufactura y comercialización de productos terminados de la industria pirotécnica”.

Ese plan también señala que se deben “impedir los efectos negativos a la sociedad y al ambiente, provocados por el inadecuado almacenamiento y manejo de materia prima y productos pirotécnicos”.

Igualmente estipula “desarrollar programas permanentes de ensayo de evacuación con simulacros continuos; la clasificación de productos pirotécnicos y la prohibición total de productos de juguetería de alto impacto”.

También pide “promover la homologación de las normas nacionales e internacionales para facilitar las ventas de nuestros productos pirotécnicos”, así como “promover la prevención de accidentes en los centros de producción”.

Riesgo permanente

El estudio del Colegio de Arquitectos y Urbanistas indica que, así como es ilegal la ubicación urbana del mercado, también se presentan irregularidades en los lugares donde se almacena la pólvora y se elaboran los productos pirotécnicos.

Pone un ejemplo: “Al norte de Santiago Tulyahualco se encuentra la empresa denominada Pirotec, S.A., que fabrica productos pirotécnicos (…) representa un riesgo ya que se encuentra aproximadamente a 500 metros de asentamientos humanos y de un gasoducto”.

Señala que los talleres donde los artesanos elaboran sus cohetes –comercializados luego en San Pablito– se encuentran “alejados de la zona urbana”, pero ahora se “empiezan a construir casas de lámina y cartón cerca de esos lugares”, sin que intervengan las autoridades municipales y estatales.

Desde hace tiempo este semanario recoge las quejas de los ejidatarios de la zona, pues la empresa española OHL, al construir la autopista Circuito Exterior Mexiquense, no sólo les arrebató sus tierras, sino que además concentró los almacenes de pólvora y los talleres de fabricación de cohetes en el terreno ejidal conocido como La Saucera, que igualmente resulta de alto riesgo (Proceso 1802, 2035 y 2095).

En el caso concreto del mercado destrozado totalmente por la explosión, el estudio asegura que, en lo interno, no cumplía tampoco con las normas establecidas por el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, que estipula tipo de construcción de los locales, distancias entre uno y otro, rutas de evacuación y otras medidas de seguridad que eran requisitos para poder operar.

Por ejemplo, en el tipo de construcción, el Instituto indica que las paredes de los locales deben ser de “ladrillo recocido, block de cemento prensado, concreto o lámina metálica con aislante térmico”. Mientras que el techo “debe ser de lámina de fibrocemento o lámina metálica con aislante central”. Y las puertas, “de madera o metálicas, con apertura hacia fuera, y deben contar con cerradura o candado”.

Asimismo, los locales debían tener “rutas de evacuación” y “letreros preventivos y restrictivos a la vista del consumidor”. Y en un entorno de seis metros cada local debía mantenerse limpio y “libre de elementos combustibles, tales como pasto seco, hojarasca, etcétera”. Mientras que en un radio de 10 metros no debía “permitirse el estacionamiento de vehículos automotores, excepto cuando se realicen operaciones de carga y descarga de artificios pirotécnicos”.

Pero estas normas no se cumplían en San Pablito, donde además había “falta de supervisión y verificación”, asegura el estudio El desarrollo urbano en la explosión del mercado de San Pablito.

Y concluye contundente: “De manera general, se puede inferir que muchos de los requisitos para obtener las autorizaciones federales y estatales para el desarrollo de la actividad pirotécnica fueron omitidos, lo que influyó tanto directa como indirectamente en la explosión del mercado”.