La sombra del fingimiento

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- La delegación mexicana que participa en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 aspira a mejorar la cosecha de 21 medallas obtenidas en Londres 2012, donde se ganaron seis oros, cuatro platas y 11 bronces.

ºEl representativo nacional está integrado por 69 deportistas (31 mujeres y 38 hombres) que participarán en nueve deportes: atletismo (27 atletas), natación (20), futbol-5 (ocho), powerlifting (siete), tenis de mesa (dos), judo (dos), paratriatlón (uno), paraecuestre (uno) y boccia (uno).

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En los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, 18 de las 21 medallas se obtuvieron en dos disciplinas: natación (nueve) y atletismo (nueve). Las otras se ganaron en judo y powerlifting.

Para Río 2016, el escenario no pinta diferente. En estos mismos cuatros deportes se concentra la esperanza.

Hasta el cierre de esta edición ya habían caído las tres primeras medallas: la lanzadora de bala Ángeles Ortiz ganó la primera presea para México: el jueves 8 se convirtió en bicampeona paralímpica al obtener oro en la categoría F56/57, con marca de 10 metros 94 centímetros. La atleta tabasqueña cerró así un ciclo perfecto con medalla dorada en los Campeonatos Mundiales de Lyon 2013 y Doha 2015, y también como campeona parapanamericana en Toronto.

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El segundo metal se lo colgó Luis Alberto Zepeda Félix el viernes 9, quien consiguió plata en lanzamiento de jabalina categoría F53/54 puntos. Pocas horas después, el judoka Eduardo Ávila ganó el oro en la categoría de -81 kilogramos.

 

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El problema

De los 15 atletas mexicanos que ganaron medalla en Londres 2012, 14 participan en Río 2016: Amalia Pérez, Patricia Bárcenas, Ángeles Ortiz, Benjamín González, Daniela Velasco, Salvador Hernández, Leonardo Pérez, Luis Zepeda, Juan Ignacio Reyes, Patricia Valle, Gustavo Sánchez, Pedro Rangel, Arnulfo Castorena y Eduardo Ávila.

El lanzador de bala Mauro Máximo de Jesús, quien hace cuatro años ganó bronce en la categoría F52/53, es el único ausente en la actual justa.

En junio de 2013, él fue reclasificado en la categoría F55 por el Comité Paralímpico Internacional (IPC, por sus siglas en inglés), pues durante el Grand Prix de Atletismo de Berlín un panel de siete clasificadores internacionales del IPC se presentó en el área de campo para observar el desempeño de los atletas mexicanos y detectaron irregularidades.

La forma de lanzar llamó la atención de los clasificadores, así que hicieron grabaciones y, tras estudiarlas, el IPC informó a la Federación Mexicana de Deportes sobre Silla de Ruedas (Femedessir) que el atleta debería competir en una categoría más alta.

Esto se tradujo en que no participó en el Campeonato Mundial de Atletismo en Lyon, Francia, pues no alcanzó las marcas mínimas que el IPC solicita para las pruebas de lanzamiento de bala y jabalina (Proceso 1913). Unos días después, Mauro Máximo anunció su retiro.

La reclasificación de Máximo, quien durante años fingió estar más lesionado para ganar, ocasionó un efecto cascada: dos meses después, cuatro integrantes de la delegación que viajó a Lyon, Francia, para participar en el Campeonato Mundial de Atletismo­ fueron reclasificados.

Los maratonistas Mario Santillán y Pedro Meza, de la Femedessir, así como Benjamín González y Rebeca Valenzuela, de la Federación de Ciegos y Débiles Visuales (Femedecidevi), se sumaron a la lista encabezada por Máximo de Jesús (Proceso 1919).

Pero no sólo en el atletismo el IPC reclasificó a deportistas mexicanos y de otros países. A partir de agosto de 2015, el organismo internacional encendió una alarma en la natación, pues detectó probables trampas que ponen en riesgo la limpieza y credibilidad del deporte paralímpico a escala mundial.

El 3 de agosto de 2015, el director ejecutivo del IPC, Xavier González, envió una carta a los presidentes de los 176 Comités Paralímpicos Nacionales (CPN), en la que les pidió su cooperación para hacer frente a este problema, que puede ensombrecer las actuaciones de los paranadadores.

La misiva fue enviada con la intención de “asesorar” a los miembros de los CPN, solicitar su colaboración para hacer frente al problema y avisarles que el personal de natación del IPC iniciaría una revisión exhaustiva de todos los resultados de las competencias de 2015.

Un año después, el 8 de agosto de 2016, Xavier González envió otra carta a los Comités Paralímpicos Internacionales en la que informó sobre los resultados de la investigación.

Detalló que se identificaron 16 casos de competencias de 2015 en las cuales hay discrepancias en las actuaciones (los atletas nadaron más lento durante la observación de clasificación) que podrían cuestionar la validez de la categoría en la cual están compitiendo.

Durante los últimos nueve meses, el IPC, actuando por iniciativa propia o a petición de terceros, amplió su investigación para incluir reclamos en distintos deportes paralímpicos.

El anuncio de la indagatoria en la natación del IPC se combinó con el periodo de calificación para los Paralímpicos de Río 2016 y generó que se recibiera un gran número de correos electrónicos, cartas y llamadas telefónicas pidiendo que se revisaran distintos casos individuales de clasificación.

De tal suerte que, durante ese tiempo, el IPC revisó más de 80 casos individuales de atletas de 24 países en seis deportes.

Se recibieron 20 peticiones formales para vigilar cuidadosamente a 20 atletas, en otros 28 casos, parientes y personal de apoyo de los deportistas manifestaron preocupación, 15 CPN presentaron solicitudes formales de investigación, en 11 casos fueron los propios deportistas quienes denunciaron a sus pares, en cinco casos se presentó una apelación y tres más fueron denuncias anónimas.

El IPC determinó que las fuentes anteriores provienen al menos de 15 países diferentes, de los cuales tres producen aproximadamente 50% de las solicitudes de revisión.

 

Hilar fino

“Todo este trabajo no reveló casos en los que el IPC pueda alegar que hay tergiversación intencional. En muchos casos la información aportada fue una simple afirmación sin motivos de fondo. Sin embargo se iniciaron diversas acciones correctivas. Esto incluyó un seguimiento con diferentes CPN, que sirvieron para complementar los diagnósticos médicos disponibles como parte de la evaluación de diferentes atletas. Posteriormente, varios atletas fueron reclasificados de conformidad con las normas y regulaciones apropiadas”, se lee en la segunda carta de González.

En el caso concreto de la natación, el IPC explicó en la misiva que, para que inicie acciones, debe recibir “pruebas que corroboren (la acusación), más allá de ‘una duda razonable’”. Paralelamente, se requieren órganos resolutorios que determinen si hubo fraude.

El IPC reconoce que, hasta ahora, la única evidencia creíble con la que cuenta son las fluctuaciones en los tiempos. En consecuencia no ha iniciado procesos sancionatorios contra atletas que compitieron en 2015.

Sin embargo, como resultado del proceso de revisión, el IPC llevó a cabo dos acciones: 1) instruyó a los clasificadores para asegurarse de que, mientras estén clasificando a los atletas o éstos estén compitiendo, hagan observaciones que les permitan verificar que el rendimiento sea “eficaz”.

Se les enfatizó que ellos tienen la autoridad para aplazar la toma de decisiones sobre la categoría deportiva y el estatus del atleta cuando detecten fluctuaciones notables en las actuaciones de los deportistas, y 2) le dijo a la Comisión Jurídica y de Ética del IPC que revise las normas y reglas de la tergiversación intencional con la finalidad de que el IPC cuente con más y mejores herramientas para abordar este tipo de problemas que pudieran surgir en el futuro.

“El Comité Legal y Ético del IPC ya revisó las reglas de tergiversación intencional y reconoce que demostrar esta irregularidad bajo las reglas actuales es extremadamente difícil. En consecuencia se formularon recomendaciones al Departamento Legal y al Comité de Clasificación para hacer algunos cambios, los cuales incluyen recomendaciones para armonizar estas reglas con otras.

“También se hizo una solicitud de reconsideración del manejo de los casos del personal de apoyo que pudo haber ayudado a un atleta; hay disposiciones para hacer frente a las consecuencias de la tergiversación intencional en deportes de conjunto y para que se haga más conciencia para prevenir y disuadir esta práctica.”

Así, durante los Paralímpicos de Río 2016 los clasificadores del IPC estarán muy atentos al desempeño de los atletas en cuyas disciplinas y categorías existan sospechas legítimas de que están haciendo trampa.