“Las elegidas”

 

CIUDAD DE MEXICO (apro).- Dirigida por David Pablos, Las elegidas (México-2016) es una cinta desgarradora y trágica que aborda el tema de la trata de personas, mientras expone sus devastadores efectos, como el deterioro de la voluntad, el desvanecimiento de la esperanza y la pérdida de la inocencia.

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La historia tiene como inicio la relación entre Ulises (Óscar Torres) y Sofía (Nancy Talamantes), dos adolescentes cuyo amor se ve fragmentado cuando se enfrentan a la realidad: la familia de Ulises se dedica a la trata de personas, y Sofía sólo es una víctima más del clan, la primera de Ulises.

La banda familiar funciona así: los hombres de la familia enamoran menores de edad y luego las manipulan para poder prostituirlas; las chicas se la pasan trabajando todo el día en una casa de citas, y por las noches un chofer se las lleva a “su nueva casa” (un cuartucho), donde están custodiadas, y por supuesto no pueden salir hasta el siguiente día, en que el mismo chofer las recoge para ir a trabajar.

Como todo primerizo, Ulises es un poco blando, así que le dice la verdad a Sofía; a ella le duele la mentira, pero luego se entera de que no tiene escapatoria, que la familia de Ulises irá por ella y la atará a una vida de prostitución.

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Ambos intentan escapar pero fallan en su misión; sin embargo, Ulises no pierde la esperanza de poder salvar a Sofía y devolverla a su familia.

El tono de la cinta oscila entre el naturalismo y la crudeza poética; nunca vemos escenas de sexo entre Sofía y sus clientes, pero Pablos nos deja claro la deshumanización del fenómeno social cuando empalma los sonidos del coito con un carrusel de imágenes de clientes que visitan a Sofía, quien para efectos prácticos se hace llamar Andrea.

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Los personajes parecen no tener alma, parece no haber buenos ni malos, tan sólo seres humanos que en un abrir y cerrar de ojos pierden toda esperanza de un futuro mejor.

Si hay algo que reprochar a Pablos no es la falta de violencia –el director consigue hacernos entender la gravedad del asunto de una manera cruda, sin necesidad de la explicitación–, sino de ser demasiado contemplativo en escenas que estéticamente no tienen nada interesante, lo cual entorpece la cinta, que en esencia es una narrativa lenta.

Una película que vale la pena ver, aunque habrá que decir que está lejos de ser disfrutable, por obviedades de la temática.

Las elegidas acaba de ganar cuatro Arieles: Mejor Director, Guión original, Fotografía, y Revelación femenina.