¿Por qué las líneas de belleza ignoran a las modelos curvilíneas?

Una fotografía de Filomena Kwao provocó un uuf gutural, como si se dijera: es tan bonita que duele. Sus ojos son serenos, pero vivaces; sus pómulos y frente, elevados, y estrecha la barbilla redonda. Su aspecto es distintivo, pero no tanto que distraiga.

En otras palabras: Kwao tiene un rostro hecho para el maquillaje; para presumir su poder transformador y la habilidad de sus maquillistas.

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Sin embargo, el sector de la belleza las ignora, en gran medida, a ella y a otras modelos “gorditas”.

“El trabajo de marcas de belleza es inexistente”, comentó Kwao, quien es originaria de Londres. “He tenido bastante suerte al hacer unos cuantos editoriales en el Reino Unido, pero nunca he estado en un cástin para un comercial de la corriente dominante. Cuando trato de entenderlo, pienso que la gente tiene miedo de probar algo nuevo. Parece esto: ‘Tengo una fórmula, ¿por qué cambiarla?”.

No hay un requisito de talla para un lápiz labial, así es que ¿por qué no hay modelos curvilíneas en la belleza? Un punto de vista dice que la responsable es la mercantilización de la belleza.

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“La belleza se trata de imaginar dónde podrías estar en el futuro”, dijo Brooke Erin Duffy, una profesora adjunta en la Universidad Cornell, especializada en estudios de medios feministas y cultura consumista. “Imagínese que se parece a una celebridad o a una modelo. Esa promesa de una recompensa futura crea una necesidad”.

Duffy señala que, por lo general, el aspecto de esta mujer idealizada, con aspiraciones, sería así: facciones patricias, alta, y típicamente blanca y delgada. Este ideal elegante surgió del clasismo y el racismo de los años de 1920, dice, cuando la cultura consumista estadounidenses y el sector del modelaje florecieron en forma simultánea. Mientras que algunos elementos de ese ideal cambiaron con el tiempo, persistieron los estándares corporales.

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“Es frecuente que la gente hable de los 1950 como una época en la que estaba moda ser curvilínea, pero eso no es del todo cierto”, notó Elizabeth Wissinger, la autora de “This Year’s Model” (La modelo de este año) y profesora de estudios sobre la moda en la Ciudad Universitaria del Centro de Graduados de Nueva York. “Sí, los cuerpos curvilíneos fueron populares, pero la gente tenía esas psiques alcanzables y accesibles, que representaban estrellas de cine, como Marilyn Monroe. La moda todavía estaba muy separada y las modelos eran delgadas”.

Fuerzas prácticas y empresariales también están en funcionamiento. “Es obvio que las modelos gorditas se necesitan en la moda porque hay líneas de ropa de tallas grandes”, dijo Jennie Runk, una modelo curvilínea que ganó popularidad después de una campaña de trajes de baño H&M en el 2013. “Pero cuando estás pensando en las imágenes en las que no están involucrados los cuerpos, todavía no hay mucha discusión sobre la diversidad en el tamaño”.

Las compañías de modas pueden conseguir publicidad y buena voluntad cuando presentan modelos curvilíneas. Ostensiblemente, las compañías de belleza no obtendrían ese mismo estímulo porque los cuerpos no están involucrados en las imágenes de su publicidad.

“Asimismo, la gente simplemente no piensa en ir a agencias o comisiones plus”, dijo Runk. En el sitio de una agencia, los primeros rostros que verás son los de las modelos “flacas”. Si la agencia cuenta con modelos curvilíneas, está a unos cuantos clics de distancia, por lo cual es poco factible que los directores de cástin vean (y, posteriormente, reserven) a una modelo curvilínea, a menos que, de hecho, estén buscando a alguna.

Ha habido algunas excepciones. En los 1990, la modelo gordita y personalidad de la televisión, Emme Aronson, se convirtió en portavoz de los cosméticos Revlon. Queen Latifah ha sido el rostro de Queen Collection de CoverGirl, una línea de maquillaje para tonos de piel oscura, durante más de una década.

En sociedad con el drama televisivo “Empire”, CoverGirl presentó a Gabourey Sidibe, una de las actrices del programa. Y hace cuatro años,MAC hizo una colección con la cantautora Beth Ditto.

“No hay una fórmula”, dijo James Gager, un director creativo y vicepresidente sénior en MAC Cosmetics, al hablar de cómo la compañía selecciona a sus colaboradores. “Si una modelo tiene confianza en quién es y cómo se comporta, la talla es irrelevante”.

Aun así, añadió: “La gente está acostumbrada a ver la belleza en una forma singular y se lleva tiempo abrirse. Yo veo a MAC como parte de este cambio”.

Gary Dakin, quien operó el consejo plus de Ford Model hasta el 2012 y luego abrió su propia agencia, JAG Models, también reconoció esto: “Sé que los directores de cástin están presionando para que haya diversidad en las tallas y los agentes están presionando también”, dijo. “¿Dónde está la falta de conexión?”.

El problema, como él lo ve, es que al sector lo impulsan las celebridades. “Las compañías quieren ese nombre, pero eso no necesariamente vende”, dijo. “Eso ha dañado a esta causa más que ninguna otra cosa”.

Los contratos de belleza son el santo grial del modelaje; altamente visibles y lucrativos. Así es que están reservados para un pequeño conjunto de actrices de alto nivel, estrellas pop y modelos de grandes nombres. Debido a que la categoría talla plus sigue siendo un nicho en el mercado estadounidense, es más difícil para esas modelos alcanzar el estatus de personaje famoso.

Sin embargo, todo eso está empezando a cambiar.

“Instagram les ha dado voz a las chicas”, dijo Becca Thorpe, exmodelo, ahora agente de modelos curvilíneas en Muse NYC. “Las puedo impulsar en una forma nueva. Las compañías llegan a saber de qué se trata una modelo y si esa imagen se alinea o no con su marca. Si están buscando algo diferente, audaz y callejero, van a empezar buscando en Instagram”.

La vibra sin pretensiones, de chica genial, de la escritora y modelo Paloma Elsesser está hábilmente articulada en la cuenta de Instagram, misma que atrajo la atención de la maquillista Pat McGrath. En el otoño, escogió a Elsesser como un rostro para su marca de maquillajes, Pat McGrath Labs.

“Hay algo exquisito en la mezcla de excentricidad y belleza”, dijo McGrath. “Paloma es una voz franca para la positividad corporal y la diversidad dentro del sector de la belleza y la moda. Las marcas de belleza están empezando a lentamente abrazar la diversidad, pero todavía falta avanzar mucho para que las mujeres de todos los colores, tamaños y géneros e identidades sexuales estén representadas equitativamente. Si yo puedo hacer esto es porque estoy haciendo esta (línea) en mis propios términos”.

Quizá lo más prometedor sea el creciente atractivo de las modelos curvilíneas en la corriente dominante. Ashley Graham, una modelo en la portada del número de trajes de baño de “Sports Illustrated” de este año, introdujo una colección de barnices de uñas en mayo con la Formula X de Sephora. Ese mes, también publicó en Instagram algunas fotografías con la imagen oficial con el producto Revlon (aunque no existe ninguna relación formal en este momento).

Iskra Lawrence, conocida por sus campañas, sin retoques, de lencería y trajes de baño con el detallista Aerie, está acumulando una enorme base de seguidores.

Es frecuente que su defensa fiera, a veces insolente, de la aceptación del cuerpo se haga viral, como una selfi con la cara enrojecida, tomada después de ir al gimnasio, que publicó en mayo y escribió al pie: “Hago esto para poder comer lo que quiero (con moderación). No he hecho dietas, ni contado calorías, ni me he pesado en seis años”. Esa franqueza y habilidad para relatar todavía podrían hacer que consiga un contrato de belleza.

“Siempre estoy trabajando para incrementar mi plataforma”, dijo Lawrence. “Yo creo que cuando las modelos curvilíneas hacen eso, las marcas de belleza también empezarán a trabajar con nosotras. No tengo miedo de mostrar mi piel; mi sueño es hacer una campaña de belleza sin retoques. Podemos hacer que suceda el cambio, si hacemos suficiente ruido”.

Crystal Martin
© 2016 New York Times News Service