La parasitosis intestinal es una infección contagiosa que padecen tanto niños como adultos a consecuencia de la ingesta de alimentos o agua contaminados.
Representa el problema de salud que más provoca anemia, bajo peso, malnutrición y crecimiento retrasado; incidiendo directamente en el desempeño escolar y las actividades cotidianas de los niños.
El doctor Abdel Montoya Carrillo, director de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 34, del Instituto Mexicano del seguro Social (IMSS) en Tijuana explicó que los parásitos más comunes son áscaris (lombrices) y la taenia solium (solitaria); ambas se alojan en el intestino y en zonas tropicales se desarrolla la uncinariasis que penetra por pies y manos.
Explicó asimismo que en su ciclo de vida, la solitaria produce huevos, llamados cisticercos, se hospedan y afectan cerebro, ojos y músculos; lo que da lugar a la cisticercosis.
Los principales síntomas son dolor de estómago, pérdida de peso, flatulencias y cefalea (dolor de cabeza).
Explicó que la parasitosis intestinal invade otros órganos a través de la circulación, tales como corazón, hígado y pulmón; sin embargo, en ocasiones es asintomática. El padecimiento, añadió, se manifiesta con palidez y diarrea, por lo que debe ser tratado a la brevedad, ya que si hay complicaciones requerirá de manejo quirúrgico.
El áscaris es un mal con alto componente social y puede ser controlado pero difícilmente eliminado, apuntó Montoya Carrillo. Las medidas de prevención contra la parasitosis intestinal están vinculadas a la modificación de hábitos higiénicos.
Para evitar la enfermedad, recomendó lavarse las manos principalmente después de ir al baño y antes de consumir alimentos; no comer carne ni verduras crudas o frutas sin lavar; hervir el agua para beber por lo menos durante un minuto -en especial cuando la ingieren lactantes y niños-, así como no caminar descalzo o con calzado abierto en suelos de tierra o arena húmedos para evitar la uncinariasis.
