Maestros se niegan a trabajar en la Sierra de Guerrero por la inseguridad

Doscientas escuelas en la región de la Sierra de Guerrero no han comenzado el nuevo año escolar debido a preocupaciones de seguridad, según un funcionario estatal de educación.

Alfredo Bello Salmerón, un delegado de la Secretaría de Educación de Guerrero, dijo que 2,300 estudiantes de primaria en los municipios de Leonardo Bravo, Eduardo Neri, Chilpancingo y Heliodoro Castillo no han asistido a clases desde que comenzó el año escolar en agosto.

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La razón: los maestros se niegan a trabajar porque temen por su seguridad.

Un grupo de 33 maestros se negó ayer a viajar desde Chilpancingo, capital del estado, a comunidades en la región de la Sierra en dos autobuses proporcionados por el estado.

Llegaron dos vehículos de la policía estatal para acompañar a los autobuses, pero al final solo 10 maestros abordaron un autobús, mientras que otros 10 viajaron a las escuelas en sus propios vehículos, informó el periódico Reforma.

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“Nos dijeron que el ejército y la policía estatal nos iban a acompañar. . . ”Dijo una maestra. “En estas condiciones, no vamos”.

Las economías de muchas comunidades en la región de la Sierra, ubicadas en el centro geográfico de Guerrero, dependen en gran medida de la producción de amapolas de opio y marihuana.

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Sin embargo, la demanda y los precios de la pasta de opio se han desplomado en los últimos años a medida que los carteles en el norte del país lo sustituyen cada vez más en la producción de heroína con el fentanilo opioide sintético.

Las bandas locales de delincuencia como Los Rojos, Los Ardillos y el Cartel de la Sierra han visto disminuir sus ganancias y se han volcado cada vez más hacia “extorsión, secuestro, robo [y] homicidios”, dijo el vocero de seguridad del estado, Roberto Álvarez Heredia, a principios de este año.

El Cartel de la Sierra también está involucrado en una violenta guerra territorial con una pandilla controlada por Juan Castillo Gómez, una figura criminal conocida como El Teniente, que solo sirve para exacerbar la inestabilidad social y económica.

La profesora Lucía Hernández dijo a Reforma que el gobierno del estado ha asegurado a los miembros de su profesión que la situación en la región ahora se ha calmado y que su seguridad no está en riesgo.

Pero ella rechazó la reclamación, cuestionando por qué los servicios de transporte en la región no se han reanudado si la violencia realmente no es un problema. Muchas clínicas de salud también están cerradas.

Hace más de un mes, el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, dijo que las fuerzas de seguridad emprenderían una operación especial en la región de la Sierra para combatir la inseguridad y permitir que la vida volviera a cierta apariencia de normalidad.

Pero la operación aún no ha comenzado.