Martínez Veloz el “Sin partido”

Juan arturo Salinas

No hace falta ser un genio para entender que Jaime Cleofas quiere repetir la hazaña de crear una “corriente crítica” como la que 30 años atrás fundaron Cuahtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez

Desaparecido el Partido de la Revolución Democrática, Jaime Martínez Veloz vuelve a las filas del Revolucionario Institucional desde donde espera seguir operando en lo que podríamos calificar como “Operación Rebaño”.

Porque la meta de Martínez Veloz es pastorear a los militantes sin partido, es decir aquellos que quedaban en el PRD, para que se sumen al PRI y no se vayan a engrosar las filas de MORENA.

Al “Rápido” como le decía su amigo Felipe Ruanova, le han abierto las puertas tanto en el Comité Directivo Estatal del tricolor como en el Comité Ejecutivo Nacional, con cuyo dirigente Alejandro Moreno Cárdenas se ha reunido, y claro que se ha entendido, pues ambos cojean del mismo pie.

No hace falta ser un genio para entender que Jaime Cleofas quiere repetir la hazaña de crear una “corriente crítica” como la que 30 años atrás fundaron Cuahtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, con la diferencia de que en el PRI de fines de los 90, coquetear con el flanco izquierdo iba contra la ruta trazada por los neoliberales tricolores, un saliente Miguel de la Madrid Hurtado y un entrante Carlos Salinas de Gortari.

Pero hoy que el enemigo a vencer es MORENA, el PRI le apuesta a todas las que caigan. Y es que tras aliarse con el hoy extinto PRD y con el propio Partido Acción Nacional que hasta se dio el lujo de tronarles los dedos en terrenos como la postulación de candidatos, los tricolores luchan por su subsistencia y con tal de espantar el fantasma de la desaparición, recogen la basura como Martínez Veloz con tal de seguir recibiendo sus prerrogativas.

Fue precisamente ese tronar de dedos lo que llevó al PRI Baja California a ir solo en los pasados comicios del 2 de junio, cuando la dirigente Guadalupe Gutiérrez Fregoso acusó al blanquiazul de marcarle el ritmo e imponer candidaturas, lo que llevó a que nunca fraguara la alianza que intentaron tejer los partidos que se dirigían a un fracaso inminente.

De Martínez Veloz podría decirse que es como las ratas que abandonan el barco, solo que en su caso, cabe la pregunta ¿pues cuál barco?