Matteo Salvini prometió convertir “palabras en acción” en su campaña para erradicar y expulsar a miles de gitanos nómadas de Italia, mientras se encogía de hombros ante los críticos que decían que el ministro del Interior de extrema derecha estaba adoptando políticas ilegales que recordaban el pasado fascista del país.
Salvini, que ha visto un salto en su índice de aprobación en las poco menos de tres semanas que lleva en el cargo, ha pedido un nuevo censo de romaníes y para todos los gitanos no italianos que sean expulsados como parte de él.
También elogió en Twitter la demolición de una casa “ilegal” utilizada por los gitanos en Turín, que había sido ordenada por un consejo local controlado por el partido de la Liga Salvini, incluso cuando fue condenado por políticos rivales y un alto líder judío.
La movida de Salvini contra los gitanos se produce en medio de una línea dura contra los inmigrantes en Europa, que la semana pasada vio que se negaba a permitir que un barco con más de 600 personas rescatadas del Mediterráneo atracara en Italia, forzándolo a desviarse a España.
La UE estaba el martes considerando los planes para los centros de procesamiento de migrantes en el norte de África, ya que el continente está convulsionado por una disputa sobre la migración. Hungría, que tiene uno de los gobiernos antimigrantes más declarados de Europa, anunció el martes que impondría un impuesto del 25% a los grupos que apoyan la inmigración.
Los acontecimientos en Italia han causado la primera brecha importante entre Salvini y su socio de coalición del Movimiento Cinco Estrellas. Luigi Di Maio, el líder del anti-establishment M5S, llamó a la orden de Salvini para la creación de un nuevo registro de Roma “inconstitucional”. Un tribunal similar bloqueó un censo similar lanzado por el ex primer ministro Silvio Berlusconi.
También fue criticado por Noemí Di Segni, el presidente de la Unión de Comunidades Judías de Italia, quien dijo que la propuesta recordaba las leyes raciales fascistas de los años veinte y treinta. El ex primer ministro de centroizquierda Paolo Gentiloni también tuiteó su disgusto, diciendo: “Ayer los refugiados, hoy los romaníes, mañana pistolearán por todos”.
Al principio, Salvini parecía dispuesto a retractarse de su nueva política, pero en un tweet el martes por la tarde prometió cumplir su llamado a expulsiones masivas.
