Uno de los capítulos criminales más oscuros de la historia de México llegó a su fin ayer con la instalación de un monumento dedicado a las víctimas de Santiago “El Pozolero” Meza López, quien fue empleado por los cárteles de la droga para deshacerse de los cuerpos disolviéndolos en lejía.
Las espeluznantes actividades de Meza se llevaron a cabo durante un período de nueve años en un terreno conocido como La Gallera, en el ejido, o tierras comunales, de Maclovio Rojas, ubicado en el distrito de La Presa de Tijuana, Baja California.
Cientos de cuerpos se cree que han sido eliminados por la mano de Meza.
Ayer, una organización de defensa de personas desaparecidas instaló varias placas con los nombres de personas desaparecidas en el estado desde 1984 en dos muros perimetrales de la propiedad.
La ceremonia de dedicación coincidió con el Día Internacional de los Desaparecidos y asistieron familiares de los desaparecidos, quienes montaron carteles con los nombres y las fotos de sus seres queridos.
Muchos de los nombres fueron leídos en voz alta durante la ceremonia, luego de lo cual un sacerdote católico bendijo una nueva capilla contigua a La Gallera.
Rocío Castel fue uno de los miembros de la familia que asistieron. Ella recordó que después de que uno de sus hijos desapareció, ella “olvidó vivir, y olvidé que tenía otros hijos, me olvidé de todo. . . Solo quería al desaparecido “, dijo.
“Luego me di cuenta de que mis otros hijos se estaban muriendo, ya no los abrazaba ni les pedía que lloraran conmigo. Fue entonces cuando decidí hacer algo y comprendí que no estaba logrando ningún cambio poniendo mi vida en modo de espera “, agregó.
El secretario del Interior del estado, Francisco Rueda Gómez, se comprometió a que el gobierno no dejará solos a los familiares de los desaparecidos, y que se creará una comisión para buscar a los desaparecidos.
Meza fue capturado en 2009, luego de lo cual comenzaron a aparecer detalles sobre sus actividades.
