TIJUANA, Baja California.- Ana Laura Basurto es originaria de Morelia, Michoacán. Huyó junto con 15 miembros de su familia en el mes de mayo a Tijuana, debido a que su esposo fue secuestrado.
Una vez pagado el rescate llegaron a la frontera y fueron acogidos por el albergue Ágape, pero lamentablemente otra tragedia la invadiría: una bala perdida entre una riña de maleantes impactó su cuello y la dejó inmóvil.
Ante esto, se solicitó asilo humanitario de Estados Unidos, así lo expresó el pastor Alberto Rivera, presidente de la Asociación Civil Ágape.
“Le dan de alta, pero aquí no la puedo tener ya que pasó eso adentro de nuestro albergue y también porque necesita un cuidado especial. Nuestro albergue hizo una protesta con todos los inmigrantes apoyándola a ella y a la familia pidiendo un permiso especial a Estados Unidos. Esta fue en el consulado”, dijo el pastor.
Ante el peligro de que la migrante pueda perder su vida, le fue autorizado por parte del consulado que pudiera cruzar hacia Estados Unidos con los 15 miembros de su familia.
El pastor Alberto Rivera indicó que espera que se logren más autorizaciones de este tipo para que los migrantes no caigan en malas manos.
“Sí hay una coordinación política entre todos los presidentes, eso ayudaría mucho mejor para que puedan ellos transitar por los países porque cuando hay restricciones, entonces los inmigrantes se desesperan, agarran polleros, caen secuestrados, en malas manos, a veces son expulsados a trabajar a cultivar droga”, comentó.
Por su parte, Ana Laura Basurto declaró que a pesar de la situación que vivió, el poder saber que su vida se encuentra a salvo la tiene más tranquila.
“Primero que nada recuperarme y ya después pues lo que Dios quiera, a la vez tristeza porque uno deja muchas cosas pero vale más la vida, pensé que iba a ser más tardado”, declaró.
Su esposo, Timoteo Bravo León, describió que la vida no es fácil en estos momentos en Morelia, Michoacán, donde fue secuestrado por el crimen organizado.
Saber que estará con su familia sin el temor de estar con las constantes amenazas lo tiene en paz.
“Ahorita contento con mi familia y que nos dieron el apoyo ya para entrar a Estados Unidos, era lo que estábamos pidiendo y estamos muy contentos. Yo compraba cacahuate y tenía mi combis de transportes”. dijo el marido.
Finalmente, Ana Laura y su familia, a pesar de todo lo que vivieron, son de las pocas personas que están cumpliendo el sueño de entrar a EEUU.
Con información de Johanna Mejía.
