Neymar y el sueño olímpico en el Maracaná

El oro que Brasil nunca ganó y en el lugar más significativo, el templo Maracaná: es el sueño de la Selección de fútbol, que una vez más coloca toda la responsabilidad sobre los hombros de su (única) estrella, Neymar.
Lo dijo el seleccionador olímpico, Rogerio Micale, sin disimulo: “¡Quiero depender de Neymar!”.
Al final es lo que han hecho todos los entrenadores desde que el delantero se convirtió, muy joven, en la estrella del combinado nacional.
Pero en sus seis años vistiendo el uniforme de la pentacampeona del mundo, son más las frustraciones que las alegrías. La derrota ante México (2-0) en la final de Londres-2012 fue una de ellas: un escalón más abajo del esperado en el podio, Neymar recibió su medalla de plata con cara seria, cargada de tristeza y frustración.
Cuatro años después, con la experiencia y calidad que ha ganado en Europa, tiene una nueva chance de coronarse campeón olímpico con Brasil y, además, en casa. Antes, tuvo que desistir de jugar la Copa América Centenario tras un acuerdo con su club, el FC Barcelona, que sólo lo autorizó a disputar un torneo con su selección.
“Ha cambiado mucha cosa desde aquellos Juegos [de 2012]: táctica, técnica y mentalmente crecí mucho en estos años y eso me va a ayudar”, dijo en una entrevista con el diario deportivo Lance.

Lo inhumano

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Hábil y veloz, los regates de este ‘menino’ de 24 años son una especie de baile, que terminan humillando a los defensores, testigos de goles en ráfaga. No en vano ganó el premio Puskas 2011 y fue finalista del Balón de Oro de la FIFA el año pasado.
Pero con la selección tiene un sólo título importante, que por cierto ganó en el Maracaná: la Copa Confederaciones de 2013.
Ese contundente 3-0 ante España abría la autopista a la sexta estrella mundial un año después, pero no fue sino una trocha de fracasos para un equipo que poco o nada sabe hacer sin él.
“Dicen que no es bueno depender de Neymar y no estoy de acuerdo: siempre tendría un Neymar en mi equipo”, lanzó Micale, que siempre entrenó equipos de base sin jugadores de renombre.
El discurso contradice al de los anteriores entrenadores del ‘crack’ en la selección, que siempre insistieron en el valor del trabajo colectivo.
Tite, que sustituyó a Dunga en la selección principal, está en esa línea y contradijo a Micale. “Es inhumano colocar la responsabilidad sobre un atleta”, lanzó el DT, que al asumir el cargo no le garantizó la cinta de capitán que el ’10’ canarinho ostentó con Dunga.
Es que pese a haber crecido con ella, el joven jugador ha demostrado que la presión también puede pasarle factura. De la Copa América de Chile se fue por la puerta de atrás, suspendido durante cuatro partidos por insultar al árbitro y a jugadores rivales. En los pocos encuentros que ha disputado del premundial tampoco ha recuperado la concentración.
En el cruce con Uruguay se le vio incluso regañando a compañeros, como si le frustrara no tener en la ‘canarinha’ el mismo engranaje del que dispone en el Barcelona con Messi y Suárez.
El destino, sin embargo, se las arregló para que no estuviera en el campo en las mayores humillaciones del equipo ‘amarelinho’, como el 7-1 en el Mundial-2014 (Neymar se recuperaba de una fractura en una vértebra) o las derrotas en las últimas dos ediciones de la Copa América.
“Vestir esa camiseta es un orgullo y ustedes lo hacen con amor. Ahora aparecerán un montón de idiotas hablando mierda, que se jodan”, zanjó en Instagram, después de que Brasil cayera eliminado en la fase de grupos de la Centenario.

La estrella

El fenómeno Neymar sale definitivamente del campo. A pesar de que ha recatado su corte de cabello al entrar al Barça, los niños y jóvenes aún quieren verse, vestirse y jugar como él, mientras las chicas gritan incontrolables y febriles al verlo pasar.
Llamado de “nuevo Pelé”, Neymar, además de formarse también en el club Santos, heredó del “rey” esa facilidad ante las cámaras y su gusto por la publicidad.
La revista estadounidense Sports Pro lo colocó en 2016 como el octavo deportista con mayor potencial de mercadeo en el mundo (en 2012 y 2013 fue el primero). En la actualidad es imagen de 16 marcas y tiene ingresos de 15 millones de reales (USD 4,5 millones) mensuales, según un levantamiento de Lance.
El fenómeno fue descubierto en un torneo escolar y a los 13 años firmó su primer contrato. Salario mensual: 450 reales (unos 140 dólares hoy), de los que sus padres pagaban un décimo a una iglesia evangélica. Se hizo profesional en 2009.
Hijo de un jugador sin éxito, Neymar pedía siempre un balón en su cumpleaños y ya entonces mostraba una técnica alucinante en el fútbol sala.
En estos cuatro años, el astro se fortaleció, ganó cuatro kilos además de varios nuevos tatuajes, incluido uno en su brazo derecho con el rostro de su hermana Rafaella. Ahora resta ver si gana la medalla soñada.
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