El gobierno de Venezuela ha instado a los ciudadanos a ver al conejo como más que una “mascota linda”, ya que defendió un plan para criarlos y comerlos; incluso mientras la oposición dice que esto no haría nada para poner fin a la escasez crónica de alimentos.
El “plan de conejo” es un esfuerzo del gobierno de Nicolás Maduro para impulsar la disponibilidad de alimentos. Las autoridades también han enseñado a los ciudadanos a plantar alimentos en los techos y balcones de sus hogares.
Los adversarios de Maduro rechazan tales ideas como absurdas, insistiendo en que el verdadero problema es un fracasado modelo de socialismo financiado por el petróleo que no pudo sobrevivir después de que los mercados de crudo se derrumbaran.
“Hay un problema cultural porque nos han enseñado que los conejos son mascotas lindas”, dijo el ministro de Agricultura Urbana, Freddy Bernal, durante una emisión televisada con Maduro esta semana. “Un conejo no es una mascota; es dos kilos y medio de carne que es alta en proteínas, sin colesterol “.
Los críticos de Maduro satirizaron la idea.
“¿Lo dices en serio?”, Preguntó Henrique Capriles, un gobernador del estado y dos veces candidato presidencial de la oposición en un video de respuesta a Bernal. “¿Quieres que la gente comience a criar conejos para resolver el problema del hambre en nuestro país?”
El consumo de conejos es común en Europa y en menor medida en los Estados Unidos. Los animales son más eficientes que los cerdos y el ganado en la conversión de proteínas en carne comestible, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Pero criar conejos en cantidades significativas en la Venezuela contemporánea sería difícil.
La escasez constante del país, resultante de rigurosos controles de precios y de divisas, probablemente dejaría a la posible industria del conejo luchando por encontrar materiales que van desde la alimentación al metal y el alambre para las jaulas de cría.
Maduro dice que el país es víctima de una “guerra económica” dirigida por adversarios y alimentada por las recientes sanciones impuestas por la administración de Donald Trump.
Con información de The Guardian
