Trump admite: “No hice, y no tengo” cintas de conversaciones con Comey

Donald Trump admitió que no está en posesión de cintas secretas de conversaciones con James Comey el jueves, poniendo fin a una saga de 41 días que comenzó cuando emitió un tweet amenazador sobre el director del FBI que acababa de despedir.

“No hice, y no tengo, ninguna de esas grabaciones”, escribió el presidente el jueves, menos de 30 minutos después de que Bloomberg News informó que no existían tales cintas, citando a una fuente “familiarizada con el asunto”.

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“Con toda la reciente vigilancia electrónica, intercepciones, desenmascaramiento y filtración ilegal de información, no tengo ni idea … si hay grabaciones de mis conversaciones con James Comey”, dijo el presidente, “pero no hice, y no tengo, tales grabaciones. ”

La posibilidad de que Trump pudiera haber tenido cintas fue planteada por Trump mismo después de despedir a Comey el mes pasado.

“James Comey mejor espero que no haya ‘cintas’ de nuestras conversaciones antes de que empiece a filtrarse a la prensa”, Trump twitteó el 12 de mayo, lo que implica, pero no declarar explícitamente, que tales grabaciones podrían existir.

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“Trump planteó la posibilidad de cintas de una manera estratégica para asegurarse de que Comey dijo la verdad”, dijo la fuente que habló con Bloomberg News.

Poco después, Comey declaró ante el congreso sus tratos con Trump antes de ser despedido y cómo percibió que su despido estaba relacionado con la investigación del FBI sobre los vínculos entre la campaña de Trump y los funcionarios rusos.

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“El intento fue cambiar la forma en que se estaba llevando a cabo la investigación de Rusia”, dijo Comey.

La posibilidad creada por Trump de cintas existentes empujó a varios legisladores a pedirle a Trump que liberara las cintas que pudiera tener e incluso apoyar una citación judicial para adquirirlas si fuera necesario.

Cuando se le preguntó si Trump ahora lamentaba ese tweet original, la portavoz Sarah Huckabee Sanders dijo: “Uh, no lo creo”.

Con información de The Guardian