NUEVA ZELANDA.- El pasado 9 de diciembre, 47 turistas se encontraban visitando el volcán Whakaari, mejor conocido como Isla Blanca, cuando este entró en erupción, provocando la muerte de 22 personas y heridas graves en los supervivientes.
A casi un año de la tragedia, Worksafe, la agencia de seguridad laboral de Nueva Zelanda anunció que por fin presenta cargos contra las partes implicadas en el accidente por no proteger a los trabajadores y a los visitantes del volcán.
Los demandados se enfrentan a una multa de hasta 1.5 millones de dólares neozelandeses. Entre las partes se encuentran los dueños de la isla, la compañía de tours que organizó la salida y los dueños de los helicópteros que llevaban a los turistas a Whakaari, así como el instituto de investigación GNS Science y la Agencia Nacional de Control de Emergencias.
Tres semanas antes de la erupción, GNS Science detectó un cambio en la actividad volcánica y comunicó que Isla Blanca ya no se encontraba en actividad mínima, sino en un nivel dos de “elevada agitación volcánica con potencial de erupciones volcánicas.
Sin embargo, la empresa de tours no canceló la visita debido a que anteriormente había llevado turistas bajo el nivel dos de escala de alerta sin que hubiera ocurrido algún incidente.
Con información de El País
