El nuevo líder de los jesuitas se perfila como mediador en la crisis de Venezuela

El pasado 14 de octubre, 212 jesuitas se reunieron en la Iglesia del Gesù, en Roma, para escoger a su nuevo líder y según cuenta en un artículo el religioso italiano Antonio Spadaro, al ver que su elección era inminente, el venezolano Arturo Sosa musitó en tono jocoso: “Si hay que comerse la gallina, no queda más que poner a hervir el agua”.

Spadaro fue su “compañero de pupitre” durante la congregación y llevaba una libreta con la frase de san Ignacio de Loyola, fundador de la orden, que reza: “Vayan y enciendan todo con fuego”. Al verla, Sosa exclamó: “Sí, pero hoy el mundo ya está en llamas, desgraciadamente en otro sentido”.

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Por primera vez en casi 500 años el hombre que regirá los destinos de la Compañía de Jesús es un latinoamericano: Arturo Sosa Abascal, de 64 años.

Aunque no está vinculada de manera directa, la elección de Sosa se produjo casi al mismo tiempo que el anuncio de Baltazar Porras como próximo cardenal de Venezuela —uno de los grandes críticos del actual gobierno de Venezuela— lo que demuestra el carácter político del pontificado del papa Francisco.

Sosa posee una brillante trayectoria académica en la que ha cursado estudios de teología, filosofía y ciencias políticas, además de ocupar importantes cargos en diversos centros educativos como el Centro para Estudios de América Latina de la Universidad de Georgetown y la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, su gran pasión intelectual —a la que le ha dedicado más de una decena de libros— es la reflexión sobre la historia política de Venezuela.

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Por eso no es de extrañar que durante su primer encuentro con los medios el 18 de octubre, al ser interrogado por la crisis política de su país, Sosa dictara en solo tres minutos un análisis profundo partiendo de la premisa de que “no se entiende lo que pasa en Venezuela si no se recuerda que es un país que vive de la renta petrolera” y pasó a explicar que la administración exclusiva de esos recursos por parte del Estado es una de las condiciones que imposibilita la formación de una sociedad democrática normal donde “el Estado está subordinado a los ciudadanos”.

Sosa también dijo que el proyecto político iniciado por Hugo Chávez “no se sostiene en sí mismo, ni económica ni política ni ideológicamente en una propuesta novedosa”. Pero no se reservó sus críticas a la oposición venezolana al afirmar: “Tampoco tienen un proyecto que permita pensar en un futuro no rentista, que es la única manera de poder salir, en el largo plazo, de la situación venezolana”.

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Esa naturaleza crítica y reflexiva es una de sus características como hombre de gobierno, asevera Wilfredo González, vicerrector de la Universidad Católica del Táchira y uno de los más cercanos colaboradores de Sosa mientras fue el rector de esa casa de estudios. “Él dirigió la universidad durante uno de sus periodos más duros en 2014. Había barricadas por toda la ciudad y protestas terribles, pero el padre Sosa siempre abogó por continuar el año académico y cuidar a los alumnos”, explica González.

Mientras San Cristóbal, la capital de Táchira, ardía por las protestas contra la inseguridad y la escasez de alimentos, Sosa criticaba la represión ejercida por el gobierno y también a los quienes protestaban por la violencia desatada durante los primeros meses de 2014.

“Él no ofreció declaraciones intempestivas ni apoyó gratuitamente a ningún grupo, fue impecable desde el punto de vista político. Sin embargo, le causó mucho dolor verse incomprendido y criticado por ambos bandos que no levantaron la mirada para centrarse en lo verdaderamente importante que era la convivencia”, recuerda González.

El pasado 14 de octubre, 212 jesuitas se reunieron en la Iglesia del Gesù, en Roma, para escoger a su nuevo líder y según cuenta en un artículo el religioso italiano Antonio Spadaro, al ver que su elección era inminente, el venezolano Arturo Sosa musitó en tono jocoso: “Si hay que comerse la gallina, no queda más que poner a hervir el agua”.

Spadaro fue su “compañero de pupitre” durante la congregación y llevaba una libreta con la frase de san Ignacio de Loyola, fundador de la orden, que reza: “Vayan y enciendan todo con fuego”. Al verla, Sosa exclamó: “Sí, pero hoy el mundo ya está en llamas, desgraciadamente en otro sentido”.

Por primera vez en casi 500 años el hombre que regirá los destinos de la Compañía de Jesús es un latinoamericano: Arturo Sosa Abascal, de 64 años.

Aunque no está vinculada de manera directa, la elección de Sosa se produjo casi al mismo tiempo que el anuncio de Baltazar Porras como próximo cardenal de Venezuela —uno de los grandes críticos del actual gobierno de Venezuela— lo que demuestra el carácter político del pontificado del papa Francisco.

Sosa posee una brillante trayectoria académica en la que ha cursado estudios de teología, filosofía y ciencias políticas, además de ocupar importantes cargos en diversos centros educativos como el Centro para Estudios de América Latina de la Universidad de Georgetown y la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, su gran pasión intelectual —a la que le ha dedicado más de una decena de libros— es la reflexión sobre la historia política de Venezuela.

Por eso no es de extrañar que durante su primer encuentro con los medios el 18 de octubre, al ser interrogado por la crisis política de su país, Sosa dictara en solo tres minutos un análisis profundo partiendo de la premisa de que “no se entiende lo que pasa en Venezuela si no se recuerda que es un país que vive de la renta petrolera” y pasó a explicar que la administración exclusiva de esos recursos por parte del Estado es una de las condiciones que imposibilita la formación de una sociedad democrática normal donde “el Estado está subordinado a los ciudadanos”.

Sosa también dijo que el proyecto político iniciado por Hugo Chávez “no se sostiene en sí mismo, ni económica ni política ni ideológicamente en una propuesta novedosa”. Pero no se reservó sus críticas a la oposición venezolana al afirmar: “Tampoco tienen un proyecto que permita pensar en un futuro no rentista, que es la única manera de poder salir, en el largo plazo, de la situación venezolana”.

Esa naturaleza crítica y reflexiva es una de sus características como hombre de gobierno, asevera Wilfredo González, vicerrector de la Universidad Católica del Táchira y uno de los más cercanos colaboradores de Sosa mientras fue el rector de esa casa de estudios. “Él dirigió la universidad durante uno de sus periodos más duros en 2014. Había barricadas por toda la ciudad y protestas terribles, pero el padre Sosa siempre abogó por continuar el año académico y cuidar a los alumnos”, explica González.

Mientras San Cristóbal, la capital de Táchira, ardía por las protestas contra la inseguridad y la escasez de alimentos, Sosa criticaba la represión ejercida por el gobierno y también a los quienes protestaban por la violencia desatada durante los primeros meses de 2014.

“Él no ofreció declaraciones intempestivas ni apoyó gratuitamente a ningún grupo, fue impecable desde el punto de vista político. Sin embargo, le causó mucho dolor verse incomprendido y criticado por ambos bandos que no levantaron la mirada para centrarse en lo verdaderamente importante que era la convivencia”, recuerda González.