Pacientes denuncian “marginación y abandono” en Clínica 1 del IMSS de Colima

COLIMA, Col. (apro).- Alrededor de un centenar de pacientes con insuficiencia renal y sus familiares expresaron su inconformidad por la “marginación y abandono” en que se encuentran en las antiguas instalaciones de la Clínica 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en esta capital.

A través de una carta dirigida al médico Juan José Domínguez Mora, director del nuevo Hospital General de Zona número 1, ubicado en el municipio de Villa de Álvarez, denunciaron que a pesar de que todas las especialidades fueron trasladadas al nuevo nosocomio, el área de hemodiálisis fue la única que no fue cambiada.

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“Nos tienen ahora aislados, como si no necesitáramos del servicio”, dijeron.

Los inconformes expusieron que el personal médico y de enfermería que permanece en el lugar para su atención carece de material y no cuenta con el equipo ni los medicamentos necesarios para brindarles el tratamiento, además de que ni siquiera hay intendentes para mantener la limpieza del área.

Entre los firmantes de la carta se encuentran los pacientes María Guadalupe Barreda Alonso, Noé Sifuentes Zamora, Héctor Téllez Pimentel, Agustín Campos Quiñones y Luis García Acevedo.

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De acuerdo con los inconformes, la intención de las autoridades del IMSS es desaparecer la atención directa del tratamiento de hemodiálisis por parte de la institución y canalizar a los enfermos hacia la clínica privada Sanefro, a través del mecanismo de subrogación de servicios, adonde ya fueron transferidos algunos derechohabientes.

Los pacientes se pronunciaron contra esta medida, con el argumento de que en esa institución médica no se utilizan filtros nuevos en cada sesión de hemodiálisis, sino que son lavados y reutilizados varias ocasiones en el mismo paciente, con los riesgos que conlleva esta práctica para su salud, pues paulatinamente baja su calidad de filtración.

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En entrevista, la paciente María Guadalupe Barreda Alonso, de 27 años de edad, señaló que además de las carencias referidas en el documento enviado al director, no hay ambulancia disponible para trasladar al nuevo hospital a algún enfermo que requiera atención de emergencia.

En su caso, narró, antes de concluir la sesión de hemodiálisis del jueves 16 de febrero sufrió una crisis de taquicardia junto con una baja de la presión y la glucosa.

“Afortunadamente aquí estaban mis tíos y ellos me llevaron en un vehículo particular al nuevo hospital del seguro, de lo contrario sabrá Dios cuál habría sido el final”, dijo.

Barreda Alonso, quien ha recibido hemodiálisis desde hace seis años, contó que las cosas marchaban bien hasta que se construyó el nuevo hospital del IMSS y fueron trasladadas todas las especialidades, con excepción de hemodiálisis.

“Nos dejaron aquí solos, tristes y abandonados, con un desabasto de material. No hay cubrebocas, parches, batas ni sábanas limpias. Tampoco hay medicamentos para atender a un paciente si se pone mal. Cuando esto pasa, el médico y las enfermeras sacan a flote como Dios les dé a entender y con el poco material que haya”, describió.

En los casos en que se requiere ambulancia para el traslado del enfermo, ésta tarda hasta cinco horas en llegar, por lo que quienes cuentan con recursos prefieren pagar un servicio particular, dijo.

María Guadalupe Barreda ya había recibido un trasplante de riñón, pero en septiembre pasado empezó con síntomas de rechazo y terminó perdiéndolo. La causa, explicó, fue una negligencia médica, debido a que el galeno que la atendía quiso tratarla previamente con suero y no la canalizó a tiempo a que le hicieran una biopsia.

“Me decían que demandara, pero no pude porque en ese tiempo estaba laborando y no tenía oportunidad de hacer los trámites. Además, si con ello pudiera recuperar mi riñón, sí lo hubiera hecho”, lamentó.

Otros pacientes y familiares como Noé Sifuentes Zamora, Andrés Cordoba Figueroa y Mónica García Mejía se manifestaron en contra del traslado a la clínica Sanefro y pidieron seguir siendo atendidos ahí en las instalaciones del IMSS, pero en mejores condiciones.

Comentaron que a pesar de ser derechohabientes, la enfermedad les resulta muy cara porque deben adquirir por su cuenta medicamentos, antisépticos, parches y suplementos nutricionales que el IMSS no les otorga, lo que les cuesta entre mil 500 y 2 mil pesos mensuales.