Papa Francisco encontrara iglesia socialmente conservadora en Polonia

Joanna Berendt contribuyó con información.

© 2016 New York Times News Service

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VARSOVIA, Polonia – Cuando el Papa Francisco llegue a Polonia esta semana para presentarse al Día Mundial de la Juventud, uno de los mayores eventos en el calendario católico, enfrentará a una iglesia políticamente poderosa que tiene estrechos vínculos con el nuevo gobierno de derecha del país. La iglesia aquí conlleva una profunda variedad de conservadurismo social que no siempre se alinea con las perspectivas más abiertas y acogedoras del papa.

“Polonia tiene más parroquias que hospitales y escuelas”, dijo Tadeusz Bartos, teólogo en la Academia de Humanidades en Pultusk. “Está por todas partes. En pequeñas comunidades. El sacerdote y el alcalde son las dos figuras de mayor importancia”.

Noventa y dos por ciento de los polacos se identifica como católico romano. Sin embargo, causa el mismo impacto el grado hasta el cual muchos asisten a la iglesia cada semana: alrededor de 40 por ciento, estiman funcionarios eclesiásticos, lo cual es mucho mayor que en otros países nominalmente católicos.

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“Nuestra religión está viva ahora en Polonia de una forma que no lo está en Europa Occidental”, dijo Jaroslaw Sellin, el viceministro de cultura y herencia nacional del partido gobernante, Ley y Justicia. “Nosotros organizamos nuestras vidas desde que nacemos con una serie de ceremonias religiosas”.

El Papa Juan Pablo II, nacido Karol Jozef Wojtyla en Vadovice, Polonia, y canonizado en 2014, sigue entre las figuras más veneradas y amadas en la historia de su país. El Día mundial de la Juventud, que se estará celebrando en Cracovia y que tiene lugar cada dos o tres años, fue lanzado por él en 1985.

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Sin embargo, el lenguaje más tolerante e incluyente del papa actual – predicando un mensaje de bienvenida a gais y refugiados, por ejemplo, y abriendo el camino para que católicos divorciados reciban los sacramentos – a veces va en contra de la forma como se enseña y se entiende la fe en Polonia.

“Necesitamos entender que la Iglesia Católica de Polonia, así como una mayoría de clérigos de la iglesia católica, no está tan cerca del Papa Francisco”, dijo Michal Boni, integrante del Parlamento Europeo que representa a Plataforma Cívica, el partido de centro derecha que gobernó Polonia durante ocho años antes de terminar derrotado rotundamente por el Ley y Justicia en elecciones del otoño pasado. “La iglesia está cambiando, y creo que muchos líderes de la iglesia polaca no están alineados con la dirección de ese cambio”.

Oficiales de la iglesia polaca rechazan esta interpretación, diciendo que siguen, como siempre, alineados con el Vaticano, y ponen en duda que la iglesia local esté impulsada por un deseo de poder político.

“El papa no mira a la izquierda o la derecha, sino arriba”, dijo el Reverendo Pawel Rytel-Andrianik, uno de los portavoces de la Conferencia del Episcopado de Polonia. “En nuestra mentalidad, el papa es el papa. Cada polaco tiene dos capitales, Varsovia y Roma”.

Y si bien pudiera darse un cambio de tono de este papa, aún no ha sido igualado con cambios fundamentales en la doctrina de la iglesia.

“No veo que haya apartamiento alguno de las enseñanzas oficiales”, dijo Sellin. “Para los católicos, lo que reviste importancia no está en sus opiniones privadas, sino en su enseñanza oficial”.

Un tema que está inquietando a muchos clérigos polacos, dijo Jaroslaw Makowski, historiador, teólogo e integrante de Plataforma Cívica, es la insistencia del papa en un humilde estilo de vida para los sacerdotes.

“Cada vez que él hablaba sobre la necesidad de ser pobre y modesto, tocaba un nervio en un clero polaco que es conocido por su generoso estilo de vida”, dijo Makowski.

Nadie espera que haya discordia abiertamente durante el viaje del papa de cuatro días a Cracovia, que está programado para empezar este jueves e incluirá una visita a Auschwitz y al monasterio de Jasna Gora, el sitio de peregrinaje más reverenciado de Polonia.

Sin embargo, los ojos estarán alerta a cualquier indicación de disonancia.

“Dirigentes de la iglesia están un poco confundidos”, dijo Bartos, el teólogo. “No saben cómo comportarse. Saben que no pueden oponérsele abiertamente. Sin embargo, no se sienten protegidos por este papa. Se sienten acusados”.

Durante siglos, la iglesia católica en Polonia ha estado vinculada con nociones de nacionalismo y patriotismo polaco.

Desde finales del siglo XVIII y hasta 1918, periodo en que Polonia dejó de ser un estado independiente y vivió una división territorial entre potencias vecinas, líderes de la iglesia se convirtieron en los símbolos de mayor prominencia de la identidad polaca.

Además, la iglesia cumplió una función similar durante los años del comunismo, incluyendo asumir una participación activa en el movimiento Solidaridad.

Desde el final de la Guerra Fría en 1989, dirigentes políticos de casi todos los partidos en Polonia han buscado la bendición de oficiales eclesiásticos y construido un sistema que garantice un papel central para la iglesia en la sociedad polaca. Así que la cercana alianza entre la iglesia y el actual partido gobernante está a tan solo cuestión de grados de lo que ha sido el caso durante casi 30 años.

Todos los estudiantes polacos, por ejemplo, tienen con regularidad clases de catecismo católico durante sus 12 años en la escuela, normalmente impartido por el sacerdote de la parroquia local. El nuevo gobierno está considerando legislación que sumaria la religión a las materias cubiertas en la prueba que todo estudiante polaco debe presentar antes de entrar a la universidad.

El nuevo gobierno ya ha sido bastante generoso con la iglesia. Cuantiosas subvenciones han ido a Radio Maryja, red sumamente conservadora de medios católicos que apoyó a Ley y Justicia en la elección, así como al edificio de un descomunal Templo de la Divina Providencia, al sur de Varsovia.

En ambos casos, destacan funcionarios del gobierno, el dinero no fue directamente a la iglesia – eso no es legal bajo la ley polaca – sino a proyectos patrocinados por la iglesia, como un concierto organizado por Radio Maryja y un museo en el nuevo templo.

“Hay muchos otorgamientos que el gobierno entrega, pero les damos a todos el mismo trato”, destacó Sellin. “Además, entre ellos pudiera haber subvenciones que involucran también a instituciones católicas o religiosas. ¿Por qué no?”

Pero, cuando la política choca con los deseos de la iglesia, el nuevo gobierno aún atiende a la voluntad popular.

Este año, legisladores a favor del gobierno propusieron reforzar las leyes antiaborto de Polonia, de por sí estrictas, mediante la imposición de una prohibición total, sin excepciones.

Eso dio origen a protestas en las calles y la legislación propuesta fue archivada rápidamente, aunque hay quienes prevén que sea revivida cada vez que Jaroslaw Kaczynski, el líder dominante de Ley y Justicia, sienta que es el momento indicado.

“Kaczynski es un político muy pragmático y cínico, así que tan pronto se dio cuenta de cuán alto sería el costo político de una prohibición total sobre el aborto, retiró su apoyo, cuando menos temporalmente”, notó Makowski.

Uno de los temas con respecto a los que la iglesia y el nuevo gobierno han asumido diferentes posiciones es la inmigración.

En las elecciones del año pasado, el Ley y Justicia asumió una postura de línea dura en contra de admitir a refugiados en Polonia, con Kaczynski hablando sombríamente sobre terrorismo y enfermedades.

Sin embargo, la iglesia polaca ha hecho eco del Papa Francisco con respecto al tema, argumentando que se debería dar la bienvenida a quienes huyen de guerra y persecución.

Una declaración, escrita por Rytel-Andrianik y divulgada durante el fin de semana por el Vaticano, critica a Polonia por su clima antimusulmán, responsabilizando de eso a una falta de debate público con respecto al tema, normas de inmigración excesivamente complicadas y ningún programa para enseñar diversidad.

“Para mala fortuna, estos temores son alimentados por algunos partidos políticos y declaraciones inapropiadas que hacen políticos”, leía la declaración.

Makowski dijo: “Si el papa dice que la cara de los refugiados es la cara de Cristo, entonces no hay mucho que puedan decir los obispos polacos con la excepción de un llamado al gobierno para que acepte refugiados”.

Algunos abrigan la esperanza de que la visita por parte del papa demuestre que la iglesia polaca no es tan monocromática y monolítica como la presentan.

“La iglesia polaca pudiera ser considerada muy conservadora desde el exterior pero, en realidad, no es tan fácil clasificarla”, dijo el Reverendo Maciej Zieba, ex cercano allegado de Juan Pablo II y prominente activista de Solidaridad.

“Es cierto que se encontrará sacerdotes profundamente nacionalistas, sacerdotes que no son modestos, que gozan de un estilo de vida más generoso”, agregó. “La iglesia no está extensa de pecados y defectos. Sin embargo, hay también mucha más apertura, belleza, alegría y humildad en nuestra iglesia”.

Rick Lyman
© The New York Times 2016