El Papa Francisco no mencionó a la minoría rohingya musulmana de Myanmar cuando compartió un escenario con la líder civil del país, Aung San Suu Kyi, diciendo que el país sufría conflictos civiles y hostilidades “que han durado demasiado tiempo y han creado profundas divisiones”.
Hablando en la capital, Naypyitaw, el martes por la tarde, el pontífice habló de la necesidad de “respetar los derechos de todos los que llaman a esta tierra su hogar”.
Su visita a Myanmar se produce después de un éxodo de más de 620,000 rohingyas del estado de Rakhine al extremo sur de Bangladesh luego de una ofensiva militar que la ONU, EEUU y el Reino Unido han descrito como limpieza étnica.
El viaje es, sin embargo, tan delicado que algunos consejeros papales le advirtieron que no diga ni siquiera la palabra “Rohingya”, para no desencadenar un incidente diplomático que pueda convertir al ejército y al gobierno del país en contra de los cristianos.
“El futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y los derechos de cada miembro de la sociedad, el respeto por cada grupo étnico y su identidad”, dijo Francis, después de que Aung San Suu Kyi pronunciara un discurso.
“Las diferencias religiosas no necesitan ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien una fuerza para la unidad, el perdón, la tolerancia y la construcción sabia de la nación”.
Myanmar no reconoce a los rohingya como ciudadanos o como miembros de un grupo étnico distinto con su propia identidad, y rechaza el término “rohingya” y su uso.
Phil Robertson, subdirector de la división de Asia de Human Rights Watch, dijo que el Papa había perdido una oportunidad y agregó que “a los rohingya les han quitado tantas cosas, pero su nombre nunca debería ser una de ellas”.
Con información de The Guardian
