Pareja de vocero de Morena culmina huelga de hambre en penal de Puebla

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Dulce María Silva Hernández, quien el pasado martes 8 inició una huelga de hambre en el interior del penal poblano de San Miguel para denunciar las irregularidades en que han incurrido las autoridades poblanas para mantenerla encarcelada, culminó su protesta este martes.

De acuerdo con información difundida por E-consulta, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en Puebla, Jesús Morales Rodríguez, indicó que tras la crítica que realizó la pareja sentimental del vocero de Morena, César Yáñez, el pasado fin de semana se realizaron operativos para revisar las condiciones en las que se encuentra la población penitenciaria.

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El funcionario estatal reconoció que los servicios que se prestan al interior de los Ceresos no deberán generar ningún costo a los familiares de los reos, de tal manera que –dijo– se estará supervisando que dichas situaciones no se repliquen en otras cárceles del estado.

Morales Rodríguez aseveró que el nombramiento de Ignacio Molina González como nuevo director de los Ceresos en Puebla representa una limpia dentro de las cárceles en el estado, por lo que habrá mano dura y será destituido quien no cumpla con su trabajo.

Por último, recordó que Alejandro Cruz Maya fue relevado como director de Centros de Reinserción Social en el estado por diversas irregularidades.

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Entrevistada vía telefónica el pasado martes 8, Silva Hernández narró una serie de abusos y torturas a las que supuestamente ha sido sometida desde su detención el 10 de marzo de 2016, cuando fue acusada de recibir en sesión un terreno propiedad de Edmundo Tiro Moranchel, quien es procesado por defraudar a cientos de ahorradores poblanos.

En el Día Internacional de la Mujer, la afectada dijo que su protesta era también para hacer públicas las condiciones de hacinamiento y explotación, falta de atención médica e insalubridad que prevalecen en el área femenil del penal de San Miguel, donde no hay agua potable, se usan letrinas y las presas tienen que subsistir entre chiches, ratas y cucarachas.

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“Quiero que el gobierno voltee a ver las condiciones en las que tienen a las mujeres (en el reclusorio), independientemente de lo que me ha tocado vivir en carne propia y los atropellos que se han cometido en mi caso”, expresó.

La entrevistada detalló que el hacinamiento llega al grado de que en una celda para cuatro reclusas, habitan entre 14 y 20. Incluso, agregó, recientemente una presa parió en uno de los pasillos del reclusorio y fue trasladada al hospital hasta al día siguiente.

“No hay medicamentos ni equipo médico, no tienen ni un barómetro para medir la presión, no hay agua potable, las letrinas están infestadas de ratas que incluso han mordido a algunas reclusas, sin que reciban atención”, añadió.

De acuerdo con Silva Hernández, las reclusas deben pagar cuotas para que se les permita emprender algún negocio, mientras que otras son explotadas laboralmente en el interior, pues trabajan de ocho de la mañana a 10 de la noche en la elaboración de talavera, hilos o pinzas, con un sueldo semanal de 300 pesos.

“Hay presas que hacen cubre bocas y les pagan 25 centavos por cada 10 piezas. Imagina lo que tienen que trabajar para ganar alguna cantidad de dinero”, agregó.

En su caso, indicó que en más de una ocasión ha sido segregada sin derecho a agua y alimentos y que las autoridades del reclusorio le dificultan el acceso a su hija, a quien sólo ha podido ver cinco veces durante el año que lleva recluida. Cuando fue detenida, detalló, policías la obligaron a desnudarse para tomarle fotos e hicieron escarnio de su situación.