La ONU lleva un barco para acoger las conversaciones de paz en Yemen

Las conversaciones de paz de Yemen se llevaron a cabo a bordo de un barco fletado por la ONU en el Mar Rojo en un intento por encontrar un lugar neutral aceptable para ambas partes.

Patrick Cammaert, un general holandés retirado y jefe de la misión de la ONU en Yemen, presidió la reunión en el barco amarrado en la ciudad portuaria de Hodeidah. Los oficiales militares rebeldes de Houthi se habían negado a reunirse en áreas controladas por el gobierno en el sur de Hodeidah, citando temores de seguridad.

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La disputa sobre el lugar de las conversaciones había impedido que los líderes militares de las dos partes se reunieran desde el 2 de enero. Las dos primeras reuniones se llevaron a cabo en zonas controladas por Houthi.

Las reuniones del comité de redistribución regional (RCC) se consideran fundamentales para desarrollar el acuerdo mediado por la ONU alcanzado en Estocolmo en diciembre, en virtud del cual los combatientes houthi se redistribuirán fuera de la ciudad y el puerto de Hodeida. El acuerdo contemplaba una nueva fuerza de seguridad que tomaría la ciudad, un movimiento crítico para prevenir el hambre y abrir corredores humanitarios.

La misión de la ONU, a pesar de los retrasos y los contratiempos, sigue siendo optimista de que se puede progresar, en parte porque las fuerzas externas, incluidos Estados Unidos y Arabia Saudita, reconocen que una solución puramente militar en Yemen podría tener un precio inaceptable.

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El sábado, el barco de la ONU recogió a la delegación del gobierno de Yemen y luego se ancló durante la noche en el puerto de Hodeidah antes de embarcar a bordo de los negociadores hutíes.

Podría decirse que el CCR es el mayor premio de Estocolmo, y si la disputa sobre su sede hubiera continuado, la estructura institucional clave que sustenta el alto el fuego habría estado en peligro.

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El puerto del Mar Rojo es el punto de entrada para la mayor parte de los bienes importados de Yemen y la ayuda humanitaria, proporcionando un salvavidas a millones de personas en el país más pobre del mundo árabe.

Los saudíes y los Emiratos Árabes Unidos se muestran escépticos de que los hutíes acatarán el acuerdo de Estocolmo y no pueden imaginar que los hutis abandonen voluntariamente un puerto que les permita acceder a los ingresos mediante la imposición de impuestos y el control de los alimentos y los suministros comerciales.

Un ex diplomático británico, Martin Griffiths, es el enviado de la ONU encargado de negociar las conversaciones de paz.