Quien haya dicho: “No se puede enseñar trucos nuevos a un perro viejo”, obviamente nunca ha conocido a una collie Norfolk de 10 años llamada Peggy.
Peggy, una perra de trabajo, no pudo continuar con el trabajo en el que se destacaba, pastorear ovejas, cuando a los 8 años perdió la audición.
Al no poder comunicarse con ella, el dueño de Peggy la entregó posteriormente al cuidado de un refugio de animales RSPCA local.
Pero como estaba cerca de Navidad, el refugio estaba lleno. Fue entonces cuando la gerente de bienestar animal, Chloe Shorten, intervino. Shorten y su esposo, Jason, que tenía otros dos perros pastores que trabajaban, decidieron llevarse a Peggy a casa.
Si bien Peggy había perdido la audición, era obvio que su entusiasmo por el pastoreo no había disminuido.
Los Shortens se dieron cuenta de que Peggy no estaba contenta con la lana, así que se les ocurrió otra solución para ella.
“Sabíamos que Peggy quería trabajar, así que comenzamos el largo proceso de enseñarle cómo pastorear y trabajar con un pastor sin depender de los comandos de voz”, dijo Chloe Shorten a la BBC. “Comenzamos enseñándole a mirarnos en busca de señales con las manos”.
Utilizando la repetición y el “refuerzo positivo”, con la ayuda de un entrenador de perros pastor, Peggy finalmente aprendió a responder a las señales con las manos y el lenguaje corporal en lugar de las órdenes verbales tradicionales.
Pero Chloe dice que la lección más importante que aprendió Peggy no tuvo nada que ver con las ovejas. Tenía que ver con la confianza: “[Tomó tiempo] aprender que la amamos y comprender nuestros elogios”.
En estos días, mientras Peggy está semi-retirada, con su rastreador GPS en su lugar, todavía sale con el rebaño de vez en cuando, feliz de saber que un “pulgar hacia arriba” significa que es una buena chica.
Con información de Good News Network
