TUXTLA GUTIÉRREZ, Chiapas.– En un golpe contra la corrupción policial, más de 50 policías municipales de Comitán de Domínguez y Tuxtla Gutiérrez han sido detenidos por presuntos vínculos con el crimen organizado, en particular con el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Las detenciones se realizaron tras operativos en estos municipios, donde se sospecha que algunos agentes colaboraban activamente con estas organizaciones criminales, realizando labores de seguridad y operaciones ilícitas.
Testimonio revelador y asesinato
Las acusaciones contra los uniformados cobraron fuerza después de la declaración del exdirector de Seguridad Pública de Berriozábal, Germán Alegría Estrada, quien en un video difundido en febrero pasado afirmó: “Todos los jales los hacemos nosotros”, en referencia a las actividades delictivas realizadas por policías municipales.
Alegría Estrada fue secuestrado y ejecutado días después de su confesión, junto a su chofer y escolta. Sus cuerpos fueron encontrados en Tuxtla Gutiérrez, dentro de un vehículo abandonado.
Redes criminales en Chiapas
La lucha por el control territorial en Chiapas entre el Cártel de Sinaloa y el CJNG-Cártel Chiapas Guatemala ha derivado en la presunta cooptación de policías municipales y funcionarios locales. Según el testimonio de Alegría Estrada, el Cártel de Sinaloa ha utilizado a los policías municipales para ejecutar sus operaciones, debido a la falta de suficientes sicarios en la región.
Implicaciones del caso
Las detenciones masivas reflejan un esfuerzo por parte de las autoridades para desmantelar estas redes de complicidad entre fuerzas de seguridad y el crimen organizado. No obstante, también evidencian la magnitud del problema de infiltración del narcotráfico en las instituciones locales.
Las investigaciones continúan, y se espera que este caso marque un punto de inflexión en la estrategia de seguridad en Chiapas, una región clave en las rutas del narcotráfico y los conflictos por el control del territorio.
