Las grandes cantidades de metano que eructan el ganado vacuno y ovino (y ocasionalmente se tiran pedos) representa una de las mayores amenazas para la estabilidad climática.
A pesar de vivir con una dieta similar, los canguros y muchos otros marsupiales producen drásticamente menos de este gas que atrapa el calor, pero los científicos tienen muy poca idea de por qué.
La Universidad de Queensland ha lanzado un nuevo programa para llegar al fondo de este problema, aunque actualmente tienen más preguntas que respuestas.
Una certeza es que ninguno de los animales involucrados produce el metano por sí mismos. En cambio, los microorganismos en sus (y nuestras) entrañas descomponen los alimentos y producen metano en el proceso.
Contrariamente a la creencia popular, la producción de metano en el intestino no proviene de bacterias, sino de un dominio separado de organismos unicelulares conocidos como arqueas.
Las entrañas de los canguros también están ocupadas por arqueas, pero por alguna razón, estas producen drásticamente menos metano cuando convierten la hierba en nutrientes que el huésped puede absorber.
El profesor Mark Morrison y el Dr. Paul Evans forman parte de un equipo que busca identificar qué hace que algunas arqueas produzcan mucho más metano que otras.
“Una mejor comprensión de esta relación podría ayudar a los científicos a encontrar formas de reducir las emisiones de metano en el ganado, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola e impactar positivamente el cambio climático”, dijo Morrison en un comunicado.
Los humanos tenemos nuestras propias arqueas, pero nuestra dieta es tan diferente a la de las vacas. No es de extrañar que la mayoría de nosotros tengamos menos producción de gas.
El Dr. Evans dijo a IFLScience que el tema de las arqueas marsupiales está tan poco estudiado que ni siquiera sabemos cuánto menos metano produce un canguro a partir de la misma cantidad de alimento que una vaca. “Es entre una décima parte y una cantidad indetectable”, dijo Evans.
En todo caso, podría esperarse lo contrario. Los pastos australianos son generalmente de menor calidad que los de otros continentes gracias al clima más seco y los suelos más pobres, sin embargo, las arqueas marsupiales no han recurrido a una alta producción de metano para procesar este material rugoso.
Curiosamente, aunque las arqueas intestinales difieren entre las especies de marsupiales herbívoros, los productores de metano que tienen parecen ser más similares, independientemente de la dieta.
Una vez más, Evans dijo que hay mucho por explorar, pero “los wombats y los planeadores del azúcar tienen metanógenos algo similares” a los canguros, a pesar de que prefieren las raíces y el néctar respectivamente a la hierba.
Nadie, hasta donde sabe Evans, ha intentado darle a las vacas un enema de caca de canguro (o viceversa) para ver cómo le iría a cada animal con los microbios del otro a bordo. Los resultados probablemente serían desastrosos, pero valdría la pena explorar una adaptación más gradual de las arqueas marsupiales al intestino bovino.
Algunos han sugerido cultivar canguros para obtener carne como alternativa, una idea que crea una alianza poco común de ganaderos de carne y activistas por los derechos de los animales en su contra.
Evans no quería ser atraído por los méritos de la idea, aparte de decirle a IFLScience; “Creo que sería muy difícil, son animales salvajes, difíciles de domesticar”.
Con información de IFL Science
