La presión popular obliga a Trump a cancelar su política de separar familias

Donald Trump dijo el miércoles que firmaría una orden ejecutiva para mantener unidas a las familias, poniendo fin a la práctica de separar a los niños de sus padres en la frontera sur en medio de una extraordinaria presión popular.

El presidente confirmó su intención durante las conversaciones con los senadores en la sala del gabinete en la Casa Blanca a las que asistieron periodistas.

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“Vamos a firmar una orden ejecutiva en un momento”, dijo el presidente. “Vamos a mantener unidas a las familias, pero aún tenemos que mantener la dureza o nuestro país será invadido por la gente, por el crimen, por todas las cosas que no defendemos y que no queremos”.

Trump se había negado durante semanas a revertir la política de aplicación “cero tolerancia” de su administración, que ha llevado a la separación de más de 2,300 niños de sus padres en la frontera, argumentando que la alternativa sería una política de “frontera abierta” que permitiera a los inmigrantes cruzar libremente

Culpó falsamente a los demócratas de la situación y exigió al Congreso que proporcionara un remedio legislativo. Los altos funcionarios de la administración, incluido el fiscal general, Jeff Sessions, y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, dijeron, sin embargo, que la política es necesaria para disuadir a los inmigrantes de intentar ingresar ilegalmente al país.

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Previamente el miércoles, la Associated Press informó que el secretario de seguridad nacional, Kirstjen Nielsen, estaba trabajando para redactar el texto para que Trump lo firme. La orden le pediría al Departamento de Defensa que ayude a las familias detenidas, dijo la AP.

La administración de Trump ha enfrentado duras críticas por fotografías, videos y grabaciones de niños pequeños que lloran por sus padres mientras esperan en jaulas de metal en los centros de procesamiento de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Más de 2,300 niños han sido separados de sus padres bajo la política de aplicación de “tolerancia cero”, una práctica que los críticos consideran cruel e inhumana.

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Con información de The Guardian