Un niño de un año se encontraba entre al menos siete muertos en Nicaragua en medio de una nueva ola de violencia y represión por parte del gobierno del presidente, Daniel Ortega.
Los ataques comenzaron el viernes por la noche, horas después de que un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dijera que el gobierno nicaragüense había violado los derechos humanos durante las protestas que comenzaron a mediados de abril y se han cobrado más de 215 vidas.
La policía nacional dijo que el niño de un año fue golpeado el sábado por una bala disparada por un delincuente que trataba de evitar que la policía despejara las barricadas en la capital, Managua. La madre del niño dijo a un canal de televisión local que la policía le disparó a su hijo. Cerca de allí, dos hombres fueron asesinados a tiros.
También temprano el sábado, la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua fue asediada. Dos estudiantes fueron asesinados, más de una docena resultaron heridos y al menos seis desaparecieron, según el sacerdote católico Raúl Zamora, quien ayudó a asegurar un alto el fuego. Los estudiantes se hicieron cargo de la universidad estatal en Managua hace casi dos meses.
En otra parte, en Masaya, donde los obispos negociaron una tregua unos días antes, la Cruz Roja dijo que dos personas habían muerto.
La oposición y los grupos cívicos cancelaron una marcha planeada para la tarde del sábado para honrar a los asesinados en las recientes protestas. Los organizadores dijeron que querían evitar más derramamiento de sangre. El sábado es también el día del padre en Nicaragua.
Los manifestantes piden el derrocamiento de Ortega y los grupos de oposición quieren que las elecciones presidenciales avancen en dos años, hasta 2019. Nicaragua no tiene límites de mandato. Ortega aún tiene que responder a la demanda de elecciones anticipadas.
Con información de The Guardian
