LA PAZ, Bolivia.- Las protestas bolivianas desencadenadas, tras una polémica elección el mes pasado que le otorgó la victoria al presidente Evo Morales, han llegado a su tercera semana este lunes, con el líder de larga duración enfrentando una presión creciente con un ultimátum de los grupos de oposición para renunciar.
Morales, quien llegó al poder en 2006 y se ha convertido en una figura icónica en la nación sudamericana sin salida al mar, ha defendido su victoria electoral y ha respaldado una auditoría internacional del resultado para resolver la crisis actual.
Sin embargo, la oposición, compuesta por el partido del subcampeón Carlos Mesa, así como por organizaciones cívicas cada vez más prominentes, ha aumentado las llamadas para eliminar por completo al líder de izquierda, con un líder cívico popular que fijó una fecha límite el lunes por la noche.
Mesa, que quedó en segundo lugar en las elecciones del 20 de octubre, calificó la candidatura de Morales como ilegal y el domingo propuso nuevas elecciones. Ha mantenido acusaciones de fraude electoral.
Morales ganó la votación con un poco más de diez puntos de ventaja, lo que le dio una victoria absoluta, pero la victoria se vio empañada por un alto en el conteo de casi 24 horas, que cuando se reanudó mostró un cambio brusco e inexplicable a favor de Morales.
Eso provocó feroces protestas, con manifestantes que se enfrentaron con la policía, gases lacrimógenos en las calles y bloqueos de carreteras y huelgas en muchas ciudades de todo el país. Ha habido un pequeño número de muertes en los enfrentamientos.
La Organización de Estados Americanos (OEA), el monitor formal de las elecciones, ahora está llevando a cabo una auditoría del recuento, que se espera que se complete a mediados de mes. Había planteado preocupaciones después de que se detuviera el recuento de votos.
Morales, que una vez fue un líder sindical de cocaleros que a menudo se presenta como “Evo”, defendió su victoria electoral y señaló años de relativa estabilidad y crecimiento bajo su gobierno. Ha vinculado sus posibilidades a la auditoría “vinculante” de la OEA.
La líder del Senado, Adriana Salvatierra, dijo que Morales estaba pidiendo paz y que el gobierno no cedería ante el ultimátum del grupo cívico de Camacho. “No vamos a caer bajo presión, pero esperaremos el final de la auditoría”, dijo.
Edwin Herrera, un portavoz del partido de la Comunidad Ciudadana de Mesa (CC), señaló las semanas de bloqueos, movilizaciones y marchas, que dijo que “nunca antes se habían visto en la historia política de nuestro país”. Llamó a Morales a renunciar o pone en riesgo la democracia del país.
Información de Reuters
