De manera similar a una prueba de embarazo clásica, en el futuro se puede montar una tira que cambia de color en los cubrebocas para detectar la presencia de covid-19 en el aire que se respira ese día, lo que permite que todos controlen por sí mismos los entornos por los que pasan.
El proyecto fue lanzado por nanoingenieros en UC San Diego con una subvención de 1.3 millones del programa de Aceleración Rápida de Diagnósticos Radicales (RADx) de los NIH.
Los científicos crearon un pequeño kit de prueba para colocar en la parte frontal de cualquier máscara, que puede producirse en masa a un costo de aproximadamente 3 centavos por kit.
Después de respirar a través de la mascarilla durante 4-5 horas, habrá suficientes partículas disponibles para determinar si se estuvo en contacto con el virus durante todo el tiempo, o si tal vez lo haya contraído.
“En muchos sentidos, las máscaras son el sensor ‘portátil’ perfecto para nuestro mundo actual”, dijo Jesse Jokerst, profesor de nanoingeniería en la Universidad de California y líder del proyecto.
“Estamos tomando lo que muchas personas ya están usando y reutilizándolo para que podamos identificar nuevas infecciones rápida y fácilmente y proteger a las comunidades vulnerables”, dijo.
Para detectar el virus, el usuario rompería un pequeño blister que cubriría inmediatamente el kit de prueba con un líquido que indicaría la presencia de proteasas, moléculas que cortan proteínas producidas por el coronavirus.
El programa de subvenciones de los NIH asciende a 107 millones de dólares y se está entregando a 49 proyectos en 43 instituciones que buscan “enfoques de detección viral no tradicionales, como marcadores biológicos o fisiológicos, nuevas plataformas analíticas con nuevas químicas o ingeniería, estrategias de detección rápida, dispositivos en el punto de atención y tecnologías de prueba en el hogar”.
A pesar de que la tira reactiva se vuelve azul o roja, Jokerst dijo que el producto representaría más un detector de humo en funcionamiento.
“Piense en esto como un enfoque de vigilancia, similar a tener un detector de humo en su casa”, dijo. “Esto simplemente se quedaría en segundo plano todos los días y, si se activa, entonces sabrá que hay un problema y es entonces cuando lo investigaría con pruebas más sofisticadas”.
Perfecto para prisiones, refugios para personas sin hogar, hogares de ancianos, clínicas de diálisis u otras áreas donde las personas deben permanecer muy cerca, los kits podrían evitar que los brotes se conviertan en epidemias, y aunque Jesse entiende que para cuando su idea se haya producido en masa, lo que puede que ni siquiera llegue este año, el programa de vacunación podría tener covid-19 bajo control.
Pero, su prueba también se vuelve roja para el virus del SARS original de 2003, así como para el MERS, lo que significa que cree que podrían utilizarse como un arma rápida y de despliegue rápido para futuras pandemias que se originen a partir del coronavirus.
“Para resolver un problema tan complicado como COVID-19, necesitamos ideas, herramientas y tecnologías que desafíen la forma en que pensamos sobre el control de la pandemia”, dijo el director de NIH, Francis S. Collins, en un comunicado.
“Estos premios del programa RADx-rad brindan excelentes ejemplos de conceptos innovadores que nos ayudarán a superar esta pandemia y nos brindarán un conjunto de dispositivos y tácticas para enfrentar futuros brotes”, dijo.
Con información de Good News Network
