Quiénes son y cómo se enrolan los yihadistas

 

MADRID (proceso).- Las personas detenidas y puestas a disposición judicial en España desde 2013 por actividades relacionadas con el Estado Islámico (EI o Daesh) se caracterizan ante todo por ser hombres jóvenes, tanto españoles como marroquíes, de entre 20 y 34 años, casados y con hijos.

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En su mayoría tienen estudios secundarios, laboran en el sector servicios (como meseros, electricistas, mecánicos…), otros están en paro laboral y unos más carecen de ocupación conocida, y no es inusual que tengan antecedentes penales.

Aunque típicamente son de ascendencia musulmana, su conocimiento del Islam y de la sharia o ley musulmana suele ser elemental. Nada de ello es incompatible con el hecho de que se registren porcentajes significativos de mujeres, conversos y universitarios.

Cuatro de cada cinco se radicalizaron a partir de 2013, cuando se produjo la ruptura del entonces Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) con Al-Qaeda y como consecuencia de la intensa campaña de reclutamiento del EI; el resto –uno de cada cinco— se radicalizó antes de 2013.

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Entre junio de 2013 y mayo de 2016, más de 150 individuos fueron detenidos y puestos a disposición judicial por actividades yihadistas en España; 124 de ellos (81.6%) por sus vínculos con Daesh; el restante 18.4% lo fueron por su presunta implicación con Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y con el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO), lo que muestra la hegemonía del EI en el yihadismo global.

Entre noviembre de 2013 y abril de 2016, 160 yihadistas se desplazaron desde España para combatir en Siria e Irak, de los cuales 29 murieron en combate y actos suicidas y 20 más consiguieron regresar a España.

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La provincia de Barcelona es el principal escenario de movilización de Daesh en este país, aunque las ciudades autónomas Ceuta y Melilla, enclaves del norte africano de soberanía española, son los principales núcleos de la radicalización; panorama del que no es ajena la comunidad de Madrid, revela el estudio Estado Islámico en España, elaborado por Fernando Reinares, director del programa de Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, y la investigadora Carola García-Calvo.

Presentado el 12 de julio último, este es el estudio más avanzado –se basa en expedientes judiciales de más de 40 operaciones y documentación de la lucha antiterrorista– que define el perfil sociológico de los yihadistas del EI detenidos en España.

A la luz de los atentados perpetrados recientemente en Francia, Bélgica y Alemania, existen notables similitudes en los rasgos de los terroristas en esos lugares con los planteados en el citado estudio.

Reinares precisa que si bien España no sufre el mismo nivel de acoso y riesgo de ataques de esta organización terrorista, como lo padecen otros países del entorno, el estudio revela que un buen número de los individuos de su estudio sí tenían intención de atentar en este país.

En concreto, 35% de los detenidos tenían intención de atentar aquí y contaban con capacidad operativa para hacerlo. Sólo dos ejemplos:

En octubre de 2015 fueron detenidos un marroquí naturalizado español y un italiano en una operación antiterrorista, quienes luego desde la cárcel de Segovia enviaron una carta a la sede del Partido Popular en Madrid en la que se podía leer: “En nombre de Abu Bakr Baghdadi (el autoproclamado califa) explotarán bombas en el metro de Barcelona y Madrid”.

Con anterioridad, en junio de 2013, nueve sospechosos fueron detenidos en Ceuta. Días antes de su detención la policía grabó una conversación telefónica en la que dos de los sospechosos mantenían el siguiente diálogo:

–¿Cuándo iremos a Siria amigo, y haremos eso, la yihad?

–Nosotros tenemos la yihad aquí, en Ceuta. No hace falta que vayamos hasta allí.

Las células desmanteladas hasta hoy se dedican al financiamiento de Daesh, a la propaganda del wahabismo, la doctrina más radical del Islam de inspiración saudí, a la radicalización y reclutamiento de nuevos combatientes (muyahidines) para luchar en la primera línea de fuego en Siria e Irak.

Perfiles de yihadistas

De los yihadistas detenidos en España relacionados con Daesh, 83.1% son hombres; de ellos, dos de cada tres oscilaba entre los 20 y 34 años de edad. El menor de todos no superaba los 16 años.

Estos datos se hallan “en consonancia con la estrategia de movilización desarrollada por el EI. Su propaganda va dirigida a jóvenes de todo el mundo, a quienes insta a que se trasladen como combatientes a Siria o Irak o bien se impliquen activamente en su favor allí donde residen”, señala el estudio.

Al menos en España, hasta 2012 no era común la participación activa de mujeres en actividades yihadistas, pero derivado de la campaña específica que ha hecho Daesh para la movilización de mujeres, consiguieron radicalizar y reclutar a un destacado 16.9% del total. El 73% de ellas oscilaba entre los 15 y 24 años; la menor tenía sólo 14 años.

Aunque el EI no les prohíbe participar en acciones armadas, prefieren que las mujeres se centren en el apoyo a los muyahidines como esposas y en consolidar el califato a través del papel de madres mediante el adoctrinamiento de los hijos, lo que el EI denomina la “yihad sin combate”.

Entre los hombres, siete de cada 10 estaban casados. Algunos de estos individuos se desplazaron a Siria e Irak acompañados por sus cónyuges de forma voluntaria. Es el caso de un marroquí arrestado en Algeciras en abril de 2016 cuando se disponía a sumarse a EI con su esposa española.

Pero hay casos opuestos: aspirantes a muyahidines que involucran a sus esposas en su viaje a la zona de conflicto, incluso si éstas no comparten sus planes. Uno de ellos es un marroquí detenido en Madrid a mediados de 2014, cuya intención era “de abandonar el territorio nacional junto a su mujer para dirigirse a combatir en las filas de EI”, aunque ella “no estaba de acuerdo con tales extremos, causa que no era inconveniente para él”, según se desprende del sumario del juzgado 5 de la Audiencia Nacional.

Una amplia mayoría de los hombres que estaban casados tenía hijos; en promedio dos. Sin embargo, “esto tampoco fue impedimento para su implicación en actividades terroristas”.