Real Madrid goleó al Villarreal 4-1

MADRID, España.- Con una victoria de 4-1 sobre el Villarreal, el Real Madrid ha conseguido este domingo de nueva cuenta el liderato tras 17 jornadas.

Real Madrid llegó a 42 puntos, uno más que el Girona que tiene un partido pendiente.

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Lo del Madrid con las lesiones también da para un libro. El percance apagó la algarabía provocada por el 1-0, el inevitable de Bellingham, que ha convertido en rutina abrir los partidos.

Lo hizo como un ariete consumado, abriéndose el hueco y hurgando en el hueco entre centrales para recibir el pase templado de Modric. Cabeceó duro, picado abajo, muy canónico. Como Rodrygo, que aprovechó un balón suelto en área pequeña tras un córner para convertir el segundo. Lo anuló Figueroa por un fuera de juego desmentido por el VAR. Reflejo de la superioridad del Madrid, especialmente sin balón.

El paso por vestuarios cambió el partido radicalmente. Se fueron tocados Albiol y Mendy, uno por banda, y el Villarreal subió varios puntos de intensidad. Aprovechó cierta caída de tensión blanca, que había dado por cerrada la faena. Se aprovechó Morales, que sabe latín, hurgando entre los centrales para silenciar el Bernabéu, perplejo. como si no se creyera que el Villarreal pudiera hacer daño. Subió la temperatura del choque, con los piques multiplicándose. Pero antes de que los amarillos generasen más peligro apareció Brahim con toda su excelencia. Después de darse una paliza en persecución de Parejo, evitando que recibiera cómodo, que se girase, dibujó una obra de arte. Se fue de Mandi con un reverso, encaró a los centrales, amagó hacia fuera, quebró hacia dentro y remató cruzado, perfecto. Ha llegado para quedarse.

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El 3-1 liberó las tensiones. Bellingham se enredó con Altimira, Parejo con Nacho, y entre tanta refriega apareció Modric para finiquitar el asunto. Cayó Rodrygo en el área después de un servicio de Lucas, el balón quedó muerto y el croata colocó un pase a la red. Pidió la grada una manita, contagiada por el ardor de Jude, que pedía más madera. Coqueteó con la segunda amarilla en un duelo de mirada con el colegiado. Hizo bien Ancelotti en retirarle para evitar males mayores. Allí se cerró una victoria incontestable que coloca a los blancos en el primer puesto provisional. A ver cómo responde a la presión el admirable Girona.

Con información marca.com