Referéndum en Puerto Rico para convertirse en el 51º estado

Los habitantes de Puerto Rico se dirigen a las mesas electorales mientras inicia el quinto plebiscito de la isla en 50 años sobre si llegar a ser el estado 51 de los Estados Unidos.

El referéndum es una idea del gobernante Partido Nuevo Progresista (PNP) y su gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló. Ganó las elecciones el pasado mes de noviembre a la tierna edad de 37 años en gran medida en la promesa de hacer un nuevo empuje para la estadidad.

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Pero la credibilidad de la votación ha sido afectada por un boicot organizado por todos los principales partidos de oposición, incluyendo aquellos que quieren mantener el statu quo y aquellos que quieren hacer una pausa para la independencia total. Lo impactante que será el plebiscito dependerá de cuántos de los 2,3 millones de puertorriqueños que están registrados para votar puedan ser persuadidos a que resulten, y dentro de esa cifra, qué porcentaje opta por la estadidad de los Estados Unidos.

Puerto Rico ha estado bajo la tutela de los Estados Unidos desde 1898, cuando fue entregado como botín de guerra al final de la guerra hispanoamericana. A los isleños se les concedió la ciudadanía estadounidense en 1917, pero han continuado existiendo en un limbo colonial en el que gran parte de la economía está atada a la parte continental de Estados Unidos sin que ellos puedan votar por representantes en el Congreso o en la Casa Blanca.

El poder supremo dentro de esta relación colonial descansa en el Congreso, y como tal, el éxito de la votación de hoy depende abrumadoramente de cómo Washington responda. Las indicaciones hasta ahora no son buenas para los partidarios de la estadidad. Luis Gutiérrez, un congresista demócrata estadounidense de Chicago de ascendencia puertorriqueña, que favorece la independencia total, rechazó el voto como una farsa dada la falta de interés en ella entre sus colegas en el Capitolio.

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“Los estadistas están poniendo una demostración bastante tonta, como si esto fuera Tennessee que se convirtió en un estado hace 200 años. El resultado vendrá, dirán ‘¡Demandamos estadidad!’ Y de alguna manera esperarán que esto avergüence al Congreso de los Estados Unidos de hacer algo. El único problema es que no creo que el Congreso responda de ninguna manera, independientemente del resultado “.

Con información de The Guardian