Hervir langostas vivas puede estar prohibido bajo una nueva ley en el Reino Unido diseñada para proteger los derechos de bienestar de los animales considerados seres sensibles. Entonces, ¿las langostas son sensibles, sienten dolor y qué tiene que decir la ciencia sobre el atolladero moral de la agonía de los crustáceos y las ollas de cocina?
En mayo de 2021, el gobierno del Reino Unido presentó un proyecto de ley para reconocer formalmente a los animales como seres sensibles. Entre las muchas facetas del proyecto de ley, tenía como objetivo limitar la importación de productos de la caza de trofeos, impulsar requisitos de espacio más justos para los animales de granja y evitar que las personas tengan primates como mascotas.
Sin embargo, el proyecto de ley solo cubría a los animales con columna vertebral y no incluía ninguna protección para los no vertebrados, que incluyen pulpos, calamares, insectos y crustáceos. El Times informa que los ministros se están preparando para respaldar una enmienda a la Cámara de los Lores, la cámara alta del Parlamento del Reino Unido, para extender la legislación a los mariscos y moluscos cefalópodos. Según el informe, es probable que esto implique una prohibición absoluta de hervir las langostas vivas.
El mes pasado, la Conservative Animal Welfare Foundation, cuyos patrocinadores incluyen a la esposa del primer ministro, Carrie Johnson, pidió que los pulpos y las langostas se incluyan en el proyecto de ley de sensibilidad animal. Argumentaron que estos animales pueden sentir dolor, pero son discriminados en la legislación porque su “arquitectura neurológica difiere de la nuestra”.
La ciencia sobre este tema, sin embargo, es un poco confusa. Algunos estudios han demostrado que las langostas evitan las áreas en las que han recibido descargas, lo que es consistente con un criterio clave para el dolor. Esto indica que una langosta que se hierve viva experimentaría algo comparable a nuestro propio concepto de dolor y, como tal, podría considerarse poco ético. (Vale la pena señalar que las langostas no “gritan” cuando se ponen en agua hirviendo, no tienen cuerdas vocales. Ese ruido agudo es el aire que se escapa).
Por otro lado, algunos científicos han argumentado que las langostas poseen un sistema nervioso poco sofisticado similar al de un insecto y carecen de las estructuras cerebrales necesarias para sentir una sensación “real” de sufrimiento. Esta escuela de pensamiento también sostiene que es imposible saber si la reacción de una langosta a un shock repentino es una respuesta de dolor “verdadera” o simplemente una reacción refleja básica.
Este debate ha ido hacia atrás y hacia adelante durante décadas y es poco probable que se resuelva pronto. Sin embargo, parece haber un movimiento general hacia la reconsideración de este método de cocinar la langosta. La práctica de hervir las langostas vivas ya es ilegal en Suiza, Noruega, Austria y Nueva Zelanda. En Suiza, por ejemplo, la ley establece que las langostas deben ser eliminadas, ya sea por descarga eléctrica o por “destrucción mecánica” del cerebro, antes de hervirlas. Las langostas también deben transportarse en agua salada, no en hielo o agua helada.
Algunos excéntricos inventivos han tratado de abordar el tema de cocinar langostas con métodos mucho más creativos. En 2018, un restaurador de Maine comenzó a experimentar con la idea de darle cannabis a sus langostas antes de cocinarlas, con la esperanza de calmar a los crustáceos antes de su burbujeante desaparición. Los científicos probaron recientemente esta teoría y descubrieron que el tetrahidrocannabinol (THC), el principal ingrediente psicoactivo del cannabis, ralentizaba sus movimientos, pero aún así se estremecían instantáneamente ante la sensación de agua caliente, lo que indica que su “dolor” no había disminuido.
Con información de IFL Science
