TIJUANA BC 26 DE JUNIO DE 2016 (AFN).- El director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), Carmelo Zavala opinó que pareciera que el éxito del repoblamiento de la totoaba fuera el último clavo en el ataúd de la vaquita y su pesca llega en un muy mal momento, cuando más peligra la vaquita; no obstante, afirmó, aún es tiempo de acciones coordinadas para construirle esperanza a esta especie.
La totoaba y la vaquita marina, explicó, comparten el mismo ecosistema, por lo que consideró ha faltado visión integral a la estrategia impulsada por la Semarnat; aunque –reconoció- existen otros factores que han contribuido a la crisis de la vaquita, como la muerte del Río Colorado, que los gobiernos de México y Estados Unidos han intentado mitigar con esfuerzos como el “Flujo Pulso”.
Mencionó que en 2014, en el marco de la relación bilateral entre ambos países, para asegurar la conservación del agua y la protección ambiental en el sistema del Río Colorado, a través del “Flujo Pulso” se enviaron cerca de 130 millones de metros cúbicos hacia el Delta, en un lapso de ocho semanas, con la intención de restaurar la Cuenca y revitalizar el hábitat para la vida silvestre.
Otro factor que abonó a la crisis de la vaquita, es el programa de compensaciones económicas para los pescadores que no ha sido suficientemente transparente, dado que hay listados incompletos y manipulados, y los recursos no llegan en tiempo y forma
No hay una sola solución, pero la captura y reproducción de vaquita en cautiverio es una opción que se necesita explorar, falta más imaginación e innovación en las alternativas económicas de las comunidades, porque sin el compromiso de la comunidad no habrá éxito y debe construirse credibilidad y confianza en las acciones y programas de gobierno, con funcionarios profesionales y comprometidos.
El director del CIGA afirmó para concluir, que también es preciso bajar la presión del mercado negro ilegal de la totoaba y su “buche”, construyendo Unidades de Manejo de Vida Silvestre (UMAs) de totoaba fuera del polígono de protección de la vaquita, como una opción productiva para los habitantes locales y para estabilizar a la baja los altos y escandalosos precios del “buche” de totoaba.