SAN JUAN, Puerto Rico.- El beisbol de las Grandes Ligas perdió hace 46 años a una de sus estrellas cuando en un trágico accidente de aviación murió Roberto Clemente Walker, el hijo del barrio San Antón del pueblo de Carolina, Puerto Rico.
Roberto Clemente fue un brillante pelotero que militó con los Piratas de Pittsburgh, quien en su último turno al bat conectó lo que fue su hit 3000 en las Ligas Mayores.
En su brillante carrera, a través del deporte, Roberto Clemente elevó los estándares que definen la figura de un atleta de alto rendimiento.
Clemente dejó un legado importante para el beisbol, ya que trascendió el deporte para convertirse en un baluarte del humanismo. Por eso, es imposible no repasar parte de su legado en las Mayores.
Roberto Clemente conquistó cuatro títulos de bateo en las temporadas del 1961, 1964, 1965 y 1967.
En su carrera, tuvo 15 Juegos de Estrellas, ganó 12 Guantes de Oro, fue el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1966 y Campeón de dos Series Mundiales con los Piratas de Pittsburgh (1960 y 1971) en 18 temporadas, poco después del trágico accidente, ingresó al Salón de la Fama del Beisbol en 1973.
Sin embargo, para el beisbol, más alla de los números, la mayor aportación de Clemente va más allá de eso.
Su legado lo marca como un hombre que contribuyó con una labor social que transformó la figura del pelotero de las Grandes Ligas a través del compromiso con los más vulnerables y las comunidades.
Nació en Carolina el 18 de agosto de 1934 y murió trágicamente el 31 de diciembre de 1972, cuando el avión que transportaba ayuda a los damnifica dos del terremoto en Nicaragua, se fue al mar.
El beisbol de Grandes Ligas hace entrega cada año durante la Serie Mundial la entrega del Trofeo Roberto Clemente para recordar su legado a todo aquel pelotero que se distingue por realizar labores comunitarias en ayuda del más necesitado
Con información MLB
