Rodrigo Prieto y su búsqueda visual

CABO SAN LUCAS, BCS (proceso).–  La destacada trayectoria de Rodrigo Prieto, artista nacional de la lente en el séptimo arte fue reconocida en la Quinta Edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos, efectuada del 9 al 13 de noviembre, donde se le entregó la nueva Estatuilla de Plata (con figura de una ballena) creada por el diseñador de joyas Daniel Espinosa.

Además, se proyectaron aquí largometrajes donde Prieto fungió como director de fotografía: Biutiful, de González Iñárritu; Lujuria y traición, de Lee, y El lobo de Wall Street, de Scorsese, con quien se encuentra trabajando de nueva cuenta en Silence al tiempo que labora con Morten Tyldum, en Passengers.

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Tras el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos el pasado 8 de noviembre, ya que radica en Estados Unidos desde hace 15 años, sus palabras denotaron su mal ánimo al hablar del tópico:

“Me sentí muy decepcionado. Fue un golpe duro. Me sentí triste y también apenado. La verdad no me lo esperaba. Pero al reflexionar un poco he pensado que es una oportunidad de pensar y dialogar sobre los problemas del racismo y el clasismo, de la separación. Espero que la reacción no sea de más intolerancia, sino al contrario.”

Sin embargo, su homenaje lo anima y levanta:

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“Un tributo es una sensación extraña, porque no es por eso que uno trabaja. Lo que intento en la fotografía es una búsqueda visual; pero un homenaje es bonito, es agradable, entonces, sí lo agradezco”.

Eterno aprendizaje

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Prieto nació el 23 de noviembre de 1965 en la Ciudad de México y estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Es socio activo de la American Society of Cinematographers. Fue nominado al Óscar por Mejor Fotografía con Brokeback Mountain, de Lee, y estuvo nominado a los premios BAFTA por Babel, de González Iñárritu.

–¿Qué quiere expresar con esa búsqueda visual?

–Mi búsqueda cambia dependiendo de la película y del proyecto. Cada historia, cada guión, es una cosa distinta en cuanto a lo que se está expresando; pero con la fotografía siempre trato de subrayar la emoción que se pretende transmitir.

“Cuando leo un guión viene una imagen a mi mente que me remite a cuestiones emocionales. El trabajo de cámara es ayudar al espectador a llegar a esos sentimientos y emociones que quizá con el puro guión no sea suficiente. Siempre busco guiar emocionalmente al espectador y eso varía en cada cinta y depende del director también.”

–Usted no es el autor de los guiones, ¿aun así se puede apropiar del proyecto y ser usted mismo?

–Para mí es muy importante escoger guiones que me hablen a mí de forma personal. Claro que empezando tu carrera es difícil hacer eso: escoger. Cuando empecé a hacer fotografía básicamente elaboraba lo que me llegaba. Uno aceptaba todo trabajo. Ahora tengo un poco más la oportunidad de escoger. Trato de trabajar con directores con los que tengo un punto de vista similar al acercamiento de una historia. También me interesa meterme en la mente y la emoción del director, de cómo ese realizador ve el mundo de esa historia. Es un ejercicio de flexibilidad para mí porque trato de no imponerles mi visión, sino de proponer, agregar ideas, e incluír lo mío también a la mesa.

–Ha trabajado con directores diferentes y reconocidos a nivel mundial, ¿en qué momento se encuentra como director de fotografía?

–Siempre hay algo nuevo que descubrir o aprender en lo que hago. Las experiencia siempre son nuevas y muy distintas, disfruto mucho de realizar proyectos muy distintos entre sí para explorar experiencias nuevas. Sigo en la busqueda para aprender.

–¿Usted escoge a los directores o los directores lo escogen a usted?

–Ellos. A mí me contratan. Es decir, el director propone una lista de fotógrafos. Entonces, van con los agentes y ven los que se encuentran disponibles, el realizador  los entrevista  y luego ya decide. Pero también se puede dar al revés. Me habla mi representante, mi agente, y me comenta que me están buscando para un proyecto, me envía el guion y si me interesa  acepto; si no, lo rechazo. Acepto dependiendo de muchos factores, pero uno de ellos es que exista la química y el entendimiento con el director.

Ultimando proyectos

Habla de Silence (con Adam Driver, Andrew Garfiel y Lian Neeson), y Passengers (con Jennifer Lawrence, Laurence Fishburne, Chris Pratt, Keanu Reeves y Michael Sheen):

“Silence se filmó primero en Taiwán; es una historia de unos misioneros portugueses que van a Japón en el siglo XVII y todo lo que les pasa ahí. Y Passengers es una historia que ocurre 600 años en el futuro, en una nave espacial. Terminando de rodar Silence en Taiwán, me fui a Atlanta por Passengers.”

Se halla terminando ambos proyectos simultáneamente.

“Obviamente son sensibilidades distintas de los directores, cintas muy diferentes; no sólo a nivel de la historia, sino de todo: la de Tyldum es muy de estudio, de Sony, y Silence es un proyecto muy personal de Scorsese.

“Cuando me preguntan en dónde estoy ahora, es que sigo en la búsqueda de la variedad en mi vida y quiero seguir explorando con mis proyectos. Passengers es la primera  película de ciencia ficción que hago desde que era adolescente. Cuando era niño hacia películas de ciencia ficción junto con mi hermano Antonio, y me encantaba; pero profesionalmente no había tenido la oportunidad de hacerlo hasta ahora. Voy a seguir buscando géneros nuevos.”

–A nivel de la fotografía, ¿qué diferencia hay entre un largometraje de ciencia ficción y uno de época muy personal de Scorsese?

–Silence, lo filmamos principalmente con negativo celuloide. Escarbé en la textura del celuloide que contiene un grano y una densidad de color muy específica, lo cual las cámaras digitales no han logrado todavía. Este filme lo rodamos en locaciones exteriores, por lo cual quería capturar el color de la naturaleza, y este negativo de cine es lo mejor para ello.

“Passengers es una historia dentro de una nave espacial lujosa, es como un crucero del mar pero en este caso es un crucero que va a otro planeta; entonces, pensé en las cámaras digitales que ofrecen una imagen más limpia y nítida, porque no muestran el grano que presenta el negativo de celuloide en cine. Aquí, en  lugar de filmar con el clásico 35 milímetros, es el equivalente a 65 milímetros, y además la imagen posee mayor nitidez. En Silence hay mucha luz de velas.”

–La tecnología cambia constantemente, ¿qué retos enfrentó al respecto?

–Hay que mantenerse todo el tiempo al tanto de los cambios que van ocurriendo y no por no querer ser obsoleto, sino porque surgen cada instante nuevas herramientas lo cual no significa que son mejores para todos los proyectos. En el caso de Passengers utilizamos una cámara muy nueva, fuimos conscientes, porque funcionaba para esa historia. En Silence no voy a utilizar esa cámara porque no funcionaba.

“Lo que me gusta en este momento a nivel tecnológico en la fotografía del cine es que hay más opciones, puedo filmar en el negativo del cine o en formato digital. Formatos digitales hay cientos, entonces puedo escoger, y cuando estoy diseñando un proyecto, propongo ideas con base en todas la opciones que existen. Eso es muy emocionante para mí.”