Los daños que deja a su paso el negocio de la muerte

TIJUANA, Baja California.- Los residentes de La Cacho y Juárez viven a puertas y ventanas cerradas, pues su colonia se convirtió hace ya varios años en la zona en la que opera ‘el negocio de la muerte’.

A cualquier hora del día el cielo azul cambia su color debido a las densas columnas de humo, ceniza proveniente de la cremación de cadáveres que se realiza en las funerarias que se establecieron en los alrededores del Servicio Médico Forense (Semefo) en Tijuana, que abrió sus puertas en 1984.

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El calvario que actualmente viven los vecinos del Semefo y la posterior lucha por la reubicación de este instituto tiene historia, pues a la par de que comenzaban a establecerse crematorios en la zona, el edificio del Semefo, depende del poder Judicial y que fue planeado para brindar un servicio óptimo por 7 años, se mantuvo en funcionamiento durante 11, hasta 1995, tiempo en el que, debido al desgaste del equipo el edificio perdió su hermetismo, dejando escapar los olores putrefactos que provocaron las primeras inconformidades de los residentes.

Actualmente, aunque establecido en otro edificio construido en 1995 en el mismo terreno y remodelado en 2010, el problema no es otro sino el deterioro de un equipo que libera el olor a muerto de un Semefo que opera por encima de su capacidad debido al alto índice de homicidios en Tijuana, más de 2 mil 100 en lo que va del año y que converge con la ceniza de las cremaciones que se efectúan a cualquier hora del día en por lo menos 3 de las 8 funerarias que ahí se encuentran.

“Aquí tenemos 6 charolas, hay 20 refrigeradores, entonces tenemos una capacidad para 120 cadáveres, si en un momento hay 200 cadáveres no hay lugar en donde ponerlos, se tienen que poner en donde se pueda”, dijo Gustavo Salazar, Médico cirujano y perito médico forense, fundador del Semefo en Tijuana.

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“Los residuos peligrosos biológicos infecciosos se están exponiendo en vía pública, los desechos orgánicos del cuerpo humano”, afirmó Rafael Maurizio Cruzmanjarrez García, presidente del Colegio de Abogados de Tijuana.

El hartazgo por esta situación y luego de diversas peticiones por escrito que datan de 1997, derivó en que el pasado 3 de noviembre los residentes afectados se manifestaran bloqueando el bulevar fundadores para exigir a las autoridades reubicar el Semefo, con la intención de que las funerarias que contaminan el aire que respiran tengan el mismo destino.

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A esta acción le siguió una queja presentada por los representantes legales de la comunidad ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Baja California el 5 del mismo mes, con la finalidad de que se abra una investigación por la posible vulneración de los derechos humanos de los residentes de la zona.

“Aquí lo que está sucediendo es que ya tiene bastantes años este servicio, ya la mancha urbana ha crecido, está en una zona central y ya está violentando los derechos de todo tijuanense, porque es una zona que no deben de estar, la afectación es muy clara”, señaló Juan Carlos Fernández Pavón, presidente de La Cacho Comunidad Asociación Civil.

Para resolver el problema con Semefo, dice Gustavo Salazar, las autoridades deben pensar en construir un nuevo edificio con mejor equipo y más capacidad.

“La cuestión que se está presentando ahorita es la gran carga de trabajo, todo lo que necesita el Servicio Médico Forense es de uso rudo y por lo tanto, muy caro, el Tribunal Superior de Justicia ha pedido presupuesto para poder dar mantenimiento, pero mientras no le llegue presupuesto no pueden hacer nada”, apuntó Salazar.

La solución podría parecer sencilla, pero ni gobierno del estado, ni el poder judicial han sido capaces de ejercer gestiones que lleven a resolver la situación, problemática por la que los directivos de Semefo se niegan a emitir declaraciones.

“Que el gobierno del estado no tenía injerencia y le aventó la bolita al Poder Judicial a través de su presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Salvador Ortiz Morales, en el cual es correcto en el entendido de que a ellos pertenece el Semefo, pero en esa tesitura le hicimos un reclamo enérgico de que el gobierno del estado tenía amplia y basta cobertura y facultades por ser el órgano garante del Ejecutivo del estado, en el entendido de que a través de sus dependencias ellos podrían verificar y reubicar estas instituciones”, dijo Rafael Maurizio Cruzmanjarrez.

Además de las dificultades que representa la reubicación del Semefo, la lucha por un aire puro no es solo contra este instituto sino contra los crematorios, los cuales cuentan con permiso y licencia en regla de acuerdo con Daniel Monroy, director de Inspección y Vigilancia de la Secretaria de Protección al Ambiente de Baja California.

“Para que ellos puedan operar tienen que hacer un estudio de impacto ambiental, uno de los requisitos es el uso de suelo, muchos de ellos ya tienen tiempo operando, está permitido siempre y cuando cumplan con la ley”, mencionó Monroy.

A pesar de esto, la exigencia de los vecinos es concreta, el traslado del Semefo y los crematorios a otra zona de la ciudad en la que su operación no represente un peligro para la ciudadanía.

“Mi ventana da al lado lateral, justo frente a las chimeneas de los crematorios, el tipo de ceniza que llega a mi casa es difícil de sacar… curiosamente los niños del edificio donde vivo, que nacieron aquí, todos tienen alergias, todos y es algo constante que se sufre todo el año”, dijo Patricia una residente de la zona.

Próximamente los vecinos del Semefo y de las funerarias aledañas presentarán un amparo colectivo en contra de que estos establecimientos continúen contaminando el aire que respiran a diario niños, jóvenes y familias completas.

Con información de Fabiola Solano.