Sergio Fernández, sin lugar en el Coloquio Cervantino

GUANAJUATO, Gto. (proceso).– Leer el Quijote por primera vez es fácil, comienza diciendo el escritor, académico y cervantista Sergio Fernández, antes de añadir:

“Pero releerlo es difícil, a menos que uno se sumerja en las nada pacíficas aguas de la obra cervantina.”

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Tal es la descripción, apenas un asomo a esas quijotescas aguas profundas que el también ensayista y novelista –Los peces– lleva a cabo en un libro largamente esperado y para el que debió realizar la proeza, reto autoimpuesto, de recorrer algunos de los caminos que hizo Miguel de Cervantes: El Mediterráneo de Cervantes, su juventud: Italia y Argel (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes/UNAM, 2009).

Entrevistado en su casa de Guanajuato, a propósito de la conmemoración de los 400 años de la muerte de Cervantes, sorprende saber que Fernández no participará en los eventos preparados por el Festival Internacional Cervantino, el Gobierno de Guanajuato y el Museo Iconográfico del Quijote para la ocasión.

En concreto al Coloquio Cervantino Internacional.

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¿Por qué?

Simplemente, no fue invitado.

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Este año el FIC se une al evento –fundado por el publicista Eulalio Ferrer para la revisión de la vida y obra del escritor– en un programa conjunto por primera vez, por lo que Proceso solicitó al también autor de Los desfiguros de mi corazón aclarara, de inicio, no formar parte de los cervantistas y escritores invitados al encuentro:

–¿Va a estar en el Coloquio?

–No sé, no me han invitado.

–Pero es la conmemoración de los 400 años de la muerte de Cervantes.

–Pero cómo me voy a invitar a mí mismo. Usted está mucho más informada que yo, yo no sé nada.

“Si me quieren invitar, yo encantado; pero si no, tampoco voy a levantar la mano.

El XXVI Coloquio Cervantino Internacional “Trascendencia de Cervantes en las Artes” se desarrollará en el Museo Iconográfico del Quijote del 2 al 6 de octubre.

El misterioso Cervantes

Cumplido el viaje a Argel, Fernández afirma que ya cumplió consigo mismo en relación a Cervantes, y apunta al libro: “Ahí está todo”.

Cuenta sobre el recorrido que realizó hace seis o siete años:

“Estuve primero en Argel y después en Egipto, fue muy pesado porque los árabes odian a los occidentales… si es que me puedo llamar occidental, porque ya no sé México dónde está.

“Fue muy difícil, pero en fin. Ya cumplí conmigo mismo ese propósito. Y cada vez entiendo menos a Cervantes.”

–¿El libro es estrictamente el resultado de su viaje?

–En parte. En parte es una investigación sobre la intimidad del Quijote, o más bien, la intimidad de las novelas del Quijote, que son dos: El capitán cautivo y El curioso impertinente.

O, citando de nueva cuenta al propio Fernández en este libro, “nadie tan esquivo como él (Cervantes), nadie tan sinuoso como él, de tan torturante lectura”. Afirma:

“Un escritor de sus características posee una torturada línea literaria que puede estar, decimos, emparentada con su biografía.

“Todo en él es sorprendente, todo es contradictorio y todo excepcional.”

Así explica Fernández que la intimidad de la novela del Quijote tiene mucho por escudriñarse:

“En cierto modo se explica a través de la novela de El capitán cautivo, que es una novela del propio Cervantes. Y luego, la de El curioso impertinente, que también es una forma de autobiografía, en tanto que se ha dicho mucho que Cervantes tuvo sus quereres con aquél árabe que lo aprisionó. Este libro es en parte ese escudriñamiento de esas dos novelas y en parte es una observación última que yo he dado con Cervantes.”

Y aunque ahora, por ejemplo, lee a Tolstoi, admite que en la cabeza está “dale que dale” con Cervantes.

“Estoy leyendo muy afanosamente a Tolstoi, La guerra y la paz, y estoy enloquecido de fascinación; que cita a Cervantes, cita a Don Quijote. Estoy muy contento con eso.”