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Sí hay narcoterrorismo

Al final, los homicidas, porque eso son aunque sus actos sean culposos y no dolosos, gozan de su plena libertad

Aunque algunos de los perpetradores de atentados con bombas Molotov hayan sido detenidos, lo más probable es que solo sean imputados por daños en propiedad ajena

El reciente ataque en contra de la sucursal de una cadena de cafés en la Zona Río no es un hecho aislado sino que responde a un patrón que incluye desde casas de cambio hasta bares, las llamadas smoke shops y otros giros.
Se trata, aunque haya quien no lo quiera ver, de actos de narcoterrorismo, registrados en momentos en que el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump ha clasificado a los carteles del narcotráfico como organizaciones terroristas.

Aunque algunos de los perpetradores de este tipo de atentados con bombas Molotov hayan sido detenidos, lo más probable es que solo sean imputados por daños en propiedad ajena y no por los delitos que se encuentran detrás de estas acciones que conforman un patrón que a las fiscalías estatal y la general les resulta conveniente minimizar.

Los actos incendiarios cometidos por hombres por lo general jóvenes, que son de los últimos eslabones de las organizaciones criminales, son la represalia a la negativa del cobro de piso, otro tipo de delito al cual le cierran los ojos los gobernantes de cualquier nivel de gobierno.

Si nuestros gobernantes se niegan a admitir la práctica del cobro de piso, mucho menos aceptarán que los ataques incendiarios encuadran en el delito de narcoterrorismo pues es tanto como darle la razón no solo al gobierno de Whashington DC, sino a los ciudadanos que son víctimas de estos ilícitos.

No es casualidad tampoco que el tipo de giros comerciales atacados sean aquellos que por principio enfrentan el cobro de piso y que la negativa o la imposibilidad de cubrir con las cuotas exigidas por las organizaciones criminales llegue al atentado con armas o explosivos.

Como ya enlistamos se trata de bares, casas de cambio y tiendas como la smoke shop en Playas de Tijuana donde un ataque armado en julio del 2024 dejó por saldo a una persona muerta mientras que en diciembre del mismo año un hombre abrió fuego contra el empleado de una smoke shop en Pío Pico y el mismo mes, cuatro personas fueron detenidas por incendiar una tienda del mismo giro en la calle Sexta del pleno centro de la ciudad.

Si bien se trata de hechos que nos quieren presentar como casos aislados, tomemos en cuenta que se trata de ataques que tuvieron lugar en zonas céntricas o residenciales, pero esta es la punta del iceberg pues no hay duda de que el cobro de piso es más frecuente en la periferia de Tijuana, donde comerciantes y residentes se encuentran en un mayor estado de vulnerabilidad.

Lo delicado del tema, cuyo hilo conductor son los ataques incendiarios o a mano armada, ha llevado a que ni comerciantes ni autoridades quieran admitir que se trata de cobro de piso y de narcoterrorismo, aunque esta información debe estar en más de un escritorio del Consulado de Estados Unidos en Tijuana, y de ahí hasta la propia Casa Blanca.