Silencio cómplice

Una petición de información al gobierno municipal de Jorge Astiazarán, a través de la Dirección de Comunicación Social, se convirtió en la muestra de la política que en materia informativa maneja esta administración: cerrazón total.

El tema era simple: toca a la Dirección de Inspección y Verificación Municipal revisar que los estacionamientos públicos cuenten con un seguro que ampare el robo de la unidad. Fue hace muchos ayeres cuando la regiduría a cargo de Jorge Ramos dedicó tiempo y desde luego dinero, para elaborar dicho reglamento, para que ahora se pase por el arco del triunfo.

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Diversos establecimientos, como uno que se encuentra entre la calle Sexta y avenida Negrete, se ufanan de advertir que no son responsables en caso de robo, contraviniendo el reglamento.

Sin embargo en Palacio Municipal poco importa este tema. En la ciudad sin ley de Jorge Astaizarán, el bienestar ciudadano es lo de menos en estos casos.

De la Dirección de Inspección poco parece quedar por decir: a cargo de José Antonio Olivas, por masl nombre apodado “El Tomate”, esta dependencia ha sido señalada como un nido de corrupción y hasta se llegó a suspender termporalmente a algunos de sus inspectores, una noticia que mereció las notas principales de algunos periódicos.

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De Comunicación Social, queda decir que es la oficina a cargo de untar las manos de los medios afines para que se hable bien del gobierno en turno, y hay que agregar que algunos de sus últimos titulares no han sido angelitos de la guarda: son personas adictas a las drogas, o con acusaciones de pederastia, lo cual pinta de cuerpo entero la calidad moral de estos funcionarios.

Las puertas cerradas en Comunicación Social, reflejan el miedo a dar a conocer cómo se trabaja en esta administración.