El surgimiento de las mujeres como terroristas en Francia indica un cambio del papel de género en el EIIL

Con la colaboración en la investigación de Milan Schreuer.

PARIS _ Estaba el coche estacionado, lleno de latas de gasolina cerca de la catedral de Notre Dame, un esfuerzo posible por desencadenar una explosión en el corazón de París. Se sospecha que había un plan para atacar una estación de trenes en la zona de la ciudad. Uno de los más prominentes propagandistas del Estado Islámico realizó un esfuerzo por reclutar a dos jóvenes en Niza, donde un terrorista había matado a 86 personas en julio al embestirlas en su camión.

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En Francia, donde las amenazas terroristas se han vuelto, dolorosamente, una cosa común y corriente, estos tres incidentes, todos en el último mes, sobresalieron por una razón en particular: porque fueron mujeres radicalizadas las que estuvieron en el centro de cada ataque.

No se sabe bien si el fenómeno es una irregularidad pasajera o el comienzo de una tendencia en la que las mujeres juegan un papel más activo en la planeación y ejecución de los ataques contra Occidente.

Funcionarios de seguridad dicen que están preocupados y que buscan saber si las mujeres están empezando a intervenir porque son muchos los hombres bajo vigilancia o los han detenido, o si los reclutadores de las organizaciones terroristas están exhortando a las mujeres a participar, en parte, como una forma de avergonzar a más hombres para que ellos lo hagan. También se preguntan si es parte de una estrategia para hacer que los europeos sientan que deberían temerles a hombres y mujeres por igual.

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“La organización terrorista no solo utiliza a los hombres, sino también a las mujeres, jóvenes a las que conocen y quienes desarrollan sus proyectos virtualmente”, notó.

Las entrevistas con sociólogos, abogados, una capellana musulmana y expertos en seguridad indican que las extremistas que ahora están atrayendo la atención de las fuerzas del orden francesas son diferentes en varios aspectos de las generaciones anteriores de mujeres que se unían a organizaciones islamistas o las que se sentían atraídas por ellas.

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Es frecuente que a las que se ha estado aprehendiendo ahora sean más jóvenes y desdibujen los tradicionales roles de género entre extremistas islámicos, hombres y mujeres. Están más dispuestas a participar en la acción que a quedarse tras bambalinas, en comparación con las mujeres que han estado saliendo de Europa Oriental para ir a Siria a convertirse en las esposas de los combatientes del Estado Islámico y a tener a sus hijos.

Las mujeres europeas yihadistas de hoy también están lejos de las musulmanas extremistas de Chechenia e Irak que se convirtieron en terroristas suicidas, casi siempre bajo la instrucción y monitoreo cuidadosos de varones extremistas. También están lejos de las generaciones anteriores de mujeres radicales no musulmanas, como las de las Brigadas Rojas que abrazaron la violencias, pero era frecuente que también tuvieran ideales feministas.

Farhad Josrojavar, un sociólogo en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales en París, dijo que los chicos y chicas, adolescentes y adultos jóvenes, participan cada vez más en la yihad en Europa. “Y, también, tenemos una segunda categoría, que es la de las mujeres”, comentó.

Mientras que las extremistas que operan hoy en Francia proclaman, típicamente, su lealtad al Estado Islámico y han estado en contacto con personas afiliadas a la organización, parece que actúan con la guía y el estímulo solo de lejos, de hombres que están en Siria o en Europa.

No obstante, sigue habiendo signos de las formas en las que la naturaleza de la cultura del dominio masculino en el Estado Islámico define las relaciones entre los extremistas, hombres y mujeres. Los reclutadores animan los esponsales en línea, y una de las mujeres a las que se detuvo recientemente en el caso del ataque contra la estación de tren había estado comprometida en línea don dos extremistas diferentes, cada uno de los cuales había muerto al realizar ataques espantosos en Francia, explicó Molins.

Estos elementos algo contradictorios indican que la amenaza surge de un tipo más independiente y feminista de yihadista, quien se ve a sí misma actuando igual que un hombre, pero, al mismo tiempo, algunas en esta categoría de mujeres, también parecen estar actuando bajo instrucciones de sus contrapartes masculinas en el Estado Islámico. En ambos caos, cabe la posibilidad, dicen los expertos, de que el Estado Islámico y otras organizaciones estén utilizando a las mujeres para avergonzar a los hombres e incitarlos a llevar a cabo ataques.

Los comentarios recientes que hizo Rachid Kasim, un francés que se unió al Estado Islámico y ahora se sospecha que es uno de sus principales propagandistas, indican que se podría haber adoptado este tipo de estrategia.

“Las mujeres, las hermanas están yendo al ataque”, escribió en “Telegram” para enviar el mensaje de que se pusiera en práctica este mes, después de que se frustró el plan de las latas de gasolina, según dice el periódico Le Monde. “¿Dónde están los hermanos?”, añadió.

Se sospecha que Kasim alentó a las mujeres para que ejecutaran ese plan.

En los planes recientes en Francia, liderados por mujeres, muestran tanto determinación como los límites de sus esfuerzos. También resaltan lo que estas mujeres tienen en común: algunas son conversas y otras han tratado de ir a Siria, pero las han regresado. Y las más jóvenes, en especial, parecen estar emocionalmente perturbadas, dijo Wafa Mesaud, una capellana musulmana que trabaja con musulmanas en las prisiones francesas.

Entre quienes están en la cárcel por actividades extremistas, “hay muchas conversas”, dijo Mesaud. Agregó que el Estado Islámico parecía estar sacando provecho de las inseguridades de las mujeres muy jóvenes a las que están reclutando y de sus deseos de pertenencia.

“Son jóvenes, en medio de la adolescencia, y tienen esta vulnerabilidad psicológica”, añadió.

En el incidente reciente en París, se sospecha de por lo menos dos mujeres, Inès Madani, de 19 años, y Ornella Gilligmann de 29, por haber colocado las latas llenas de gasolina en un coche, a principios de septiembre, tratar de prenderle fuego y dejar el coche estacionado de un día para el otro cerca d Notre Dame.

Gilligmann, quien se convirtió al islam, les dijo a los investigación que había comprado las latas de gasolina, según artículos periodísticos franceses. Ella estaba interesada en ir a Siria, contó Molins, el fiscal parisino.

Madani puso el coche _ era el de su padre _, dijo el fiscal. Al parecer, tenía conexiones con círculos yihadistas en Bélgica y los investigadores allá querían interrogarla sobre una red de extremistas en Charleroi.

Unos cuantos días después de que se encontró el coche, la policía utilizó escuchas telefónicas y análisis de datos telefónicos para rastrear a Madani y a otras dos mujeres a Boussy-Saint-Antoine, a unas 20 millas al sur de París. Se cree que las tres mujeres habían estado planeando un ataque contra la estación de tren, dijo la policía francesa.

Cuando salieron de la casa donde se escondían, una de las mujeres, Sarah Hevouet, de 23 años, apuñaló a un policía en un hombro cuando estaba sentado dentro de su patrulla, según Molins. Madani también trató de apuñalar a un policía cuando la aprehendían, agregó. Una tercera mujer, Amal Sakau, de 39 años, no trató de atacar a la policía y casi no se sabe nada de ella.

Hervouet es conversa al islam y también quería ir a Siria, contó Molins. Salió rumbo a Siria en marzo del año pasado, pero nunca llegó porque la regresaron las autoridades turcas.

Molins dijo que primero estuvo comprometida con el hombre que mató a un capitán de la policía y su compañero en junio, en Magnanville, cerca de París, y, luego, con Adel Kermiche, quien mató a un sacerdote de 85 años en St.-Etienne-du-Rouvray en julio. No hay indicios de que los hubiera conocido aluna vez cara a cara _ la policía los mató a los dos después de sus ataques _, lo que indica que ella solo interactuó con ellos en línea. Posteriormente, pareció que estaba iniciando otra relación en línea, esta vez con otro hombre al que detuvieron en relación con el asesinato en Magnanville.

En el caso de Niza, se aprehendió a una chica de 17 años y a otra de 19, bajo sospecha de haber estado en contacto con Kasim, el propagandista del Estado Islámico, en su canal “Telegram”, codificado, y de haber hablado sobre un posible ataque. Sin embargo, pareciera que cambiaron de opinión después del ataque del 14 de julio en Niza, realizado por un chofer leal al Estado Islámico.

Sin duda que las francesas han sido tierra fértil para el reclutamiento del Estado Islámico. Proporcionalmente, más francesas que de otros países europeos han ido a Siria. Y 40 por ciento de los jóvenes que salieron de Francia y ahora están en Siria es mujeres, según el ministerio del interior de Francia.

Mientras que Molins describe a las mujeres estrechamente ligadas al Estado Islámico y a las que dirige la dirigencia masculina, Josrojavar dijo que al entrevistar a las mujeres que habían ido a Siria o tratado de llegar, él había encontrado evidencia de que las reclutas en este grupo más reciente eran más independientes que sus predecesoras.

Se trata de jóvenes que han crecido en Europa, donde se da por sentado que las mujeres pueden controlar gran parte de su vida. El resultado es que su lenguaje es el de las feministas europeas y, no obstante, en forma confusa, lo pusieron al servicio de una ideología bastante opuesta a eso, dijo Josrojavar.

Las mujeres hablaron de que el hecho de que se les impidiera alcanzar su objetivo de ir a Siria fue “un insulto a su dignidad y un insulto a su autonomía”, dijo.

Mesaud, la capellana musulmana, describió la misma tendencia como lo hicieron Molins y Josrojavar. Hace dos años, cuando empezó a trabajar en las prisiones, tenía relativamente pocas mujeres que abrazaban las concepciones extremistas.

Hoy, hay “más y más” a las que se ha aprehendido por conexiones con actividades extremistas o individuos, comentó.

Alissa J. Rubin and Aurelien Breeden
© 2016 New York Times News Service