Miles de tailandeses vestidos de negro se postraron y lloraron cuando la urna funeraria de su antiguo rey Bhumibol Adulyadej, un hombre venerado como un semidiós que se convirtió en el monarca reinante más antiguo del mundo, fue llevado en carro a su pira de cremación.
A pesar de los aguaceros de la temporada del monzón marcados por las temperaturas subtropicales abrasadoras, muchos dolientes pasaron días en tiendas de campaña con la esperanza de estar cerca de la despedida oficial de la novena cabeza de la dinastía Chakri el jueves.
Los hoteles se habían reservado semanas antes del día especial, que se había declarado feriado nacional, y las autoridades se prepararon para que llegaran 250,000 personas.
El rey Maha Vajiralongkorn, hijo del ex soberano, iba a realizar el servicio en el crematorio de tres niveles, que representa el Monte Meru, el centro del universo hindú y budista donde se cree que la realeza tailandesa regresa después de la muerte.
Los mejores artesanos del país han pasado 10 meses construyendo el espectacular crematorio dorado de 50 metros de altura. Su estructura de nueve agujas doradas estaba adornada con imágenes de la mitología y la vida del rey, incluidas las estatuas de sus dos perros favoritos.
Una gran procesión de un día de carros reales y palanquines incluyó el gran carro de la victoria, un vehículo de cuatro ruedas y 13 toneladas que transportaba el cuerpo del rey al crematorio, tirado por más de 200 hombres.
La junta había reservado 3,000 millones de baht (70 millones de dólares) para la fastuosa cremación de un hombre considerado como un faro de estabilidad y pacificador en una nación que ha sufrido repetidos golpes de estado y contra golpes desde su coronación en 1950.
Las leyes draconianas de lesa majestad hacen que sea ilegal criticar a la monarquía, considerada la más rica del mundo, y los generales militares actualmente en el poder que se ven a sí mismos como protectores reales han aumentado las condenas de prisión.
Con información de The Guardian
