Tijuana ya tiene una nueva Cartolandia, a la que llegan principalmente familias procedentes de Chiapas, y que han creado una comunidad carente de todos los servicios a las orillas del ejido Chilpancingo, Murúa y El Alamar.
Eva Hernández, residente del ejido Chilpancingo, dijo “Yo soy de Chiapas y entre nosotros nos comentamos por no pagar renta, no nos alcanza el dinero y por eso necesitamos tener el agua y la luz”.
Las familias, muchas de ellas recién llegadas con apenas 15 días en Tijuana o menos, luchan contra la falta de servicios tan elementales como la electricidad tendiendo sus diablitos, y a falta de agua potable, deben comprar tambos de agua, por los que pagan 30 veces lo que paga una familia por suministro por red cada mes.
Otra residente del área, Adelina, las zonas aledañas ya cuentan con los primeros servicios, pero el problema de la seguridad se ha agravado con la instalación de nuevas casas de madera y cartón, ya que falta vigilancia en el área.
Alberto Cárdenas, residente del ejido desde hace algunas décadas, precisa que “la parte de allá tiene como 5 años y sí hay mucha gente que llega de Chiapas”.
