Todos los facilitadores del nominado

Hace un par de semanas Paul D. Ryan, el presidente de la cámara baja de EU, de alguna forma trazó tanto un plan de cuidado de salud como un plan fiscal. Digo de alguna manera porque no hubo suficientes detalles en cualquiera de los casos para hacer algún tipo de análisis cuantitativo. Sin embargo, quedó en claro que las propuestas más recientes de Ryan tenían el mismo contorno general que todas las demás propuestas que él ha divulgado: enormes recortes fiscales para los ricos combinados con salvajes pero menores recortes en ayuda a los pobres, así como el alegato de que todo esto reduciría de alguna forma el déficit en el presupuesto, gracias a medidas adicionales no especificadas.

Dado todo lo demás que está ocurriendo, esta última entrega de ryanómica captó escasa atención. Un grupo que sí se notó, sin embargo, fue Reparen la Deuda, grupo regañón y no-partidista que solía tener considerable influencia en Washington.

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De hecho, Reparen la Deuda emitió una declaración; pero no, como pudiera haberse esperado, condenando a Ryan por oponerse a agrandar el déficit. No, la declaración lo elogiaba. “Nos preocupa que las estrategias en el plan pudieran no cuadrar”, reconoció la organización, pero después declaró que “damos la bienvenida a este borrador”.

Y ahí, en miniatura, está la historia de cómo Estados Unidos terminó con alguien como Donald Trump como el presunto nominado republicano y posible próximo presidente. Todo tiene que ver con los facilitadores, y los facilitadores de los facilitadores.

En cierto nivel, todo lo que Trump ha hecho es canalizar el racismo que siempre ha formado parte de nuestra vida política – literalmente es como la tarta de manzana estadounidense – y ligarlo al impulso autoritario que siempre ha estado al asecho detrás de normas democráticas. Sin embargo, hay una razón por la cual estas tendencias están concentradas en la medida suficiente en el Partido Republicano que el trumpismo pudiera triunfar en las primarias: una cínica estrategia política que la cúpula del partido ha perseguido a lo largo de las décadas.

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Para decirlo audazmente, el Partido Republicano de tiempos modernos es esencialmente una máquina diseñada para cumplir con darles mucho después de impuestos al ingreso al 1 por ciento. Miren a Ryan: ¿ha demostrado él la menor disposición, por cualquier razón, para hacer que los ricos paguen siquiera 10 centavos más en impuestos? Reconfortar a los muy confortables es todo lo que importa.

Sin embargo, no a muchos electores les interesa ese objetivo. Así que el partido ha prosperado políticamente al ligar su suerte con la hostilidad racial, lo cual ha fomentado no tan discretamente durante décadas.

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