Tragedias en centros de diversión

Al final, los homicidas, porque eso son aunque sus actos sean culposos y no dolosos, gozan de su plena libertad

La verdadera tragedia es la falta de regulaciones y el vacío legal que permite fincar responsabilidades civiles

La muerte de dos fotoperiodistas en un festival musical celebrado en la Ciudad de México, la caída del techo de un centro nocturno en República Dominicana que dejó por saldo 44 muertos y 160 heridos son dos de los más recientes ejemplos de tragedias durante actividades de diversión.

Cuando acudimos a un centro de entretenimiento, lo hacemos con la idea de que se trata de un sitio seguro, revisado y autorizado por las instancias oficiales a cargo y sin embargo nos encontramos de frente con el riesgo y la tragedia.

En el caso de la Ciudad de México, el desplome de una estructura metálica que supuestamente sería un punto de encuentro seguro, causó la muerte de los fotoperiodistas Miguel Ángel Rojas Hernández, de 26 años, y Citlali Berenice Giles Rivera, de 28 años.

Ahora el organizador del Festival Axe, Diego Jiménez Labora ha desaparecido según testimonios, y ha cerrado cuentas de redes sociales en las que recibió fuertes críticas por el intento de ocultar ambas muertes mientras los conciertos transcurrían.

La ciudad de México no es nueva en este tipo de casos ya que en 2008 un operativo policiaco en la discoteca News Divine provocó una estampida que derivó en la muerte de 12 personas, entre ellos 3 oficiales.

Tampoco Tijuana se ha librado de este tipo de casos pues en diciembre de 1997, el desplome de una estructura metálica de la discoteca Baby Rock dejó a varios lesionados graves, uno de ellos de nombre Fabián, hijo del líder de los comerciantes turísticos Julián Palombo, y jovencitas estudiantes de la preparatoria Lázaro Cárdenas que según testigos quedaron confinadas en sillas de ruedas.

Pero la verdadera tragedia es la falta de regulaciones y el vacío legal que permite fincar responsabilidades civiles sobre aquellos responsables que, como los propietarios de la Baby Rock o el organizador del festival Axe Ceremonia, o huyen o se lavan las manos ante estos hechos que más que un accidente, son fruto de la negligencia.