TIJUANA, Baja California.- Con un plazo cada vez más corto para adaptarse a las regulaciones de California que exigirán camiones eléctricos, Baja California enfrenta un serio rezago en infraestructura para la transición, según Israel Delgado Vallejo, vicepresidente de la región noroeste de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar).
Falta de infraestructura y planes claros
Delgado Vallejo señaló que es urgente construir estaciones de recarga y establecer un plan a corto plazo para la electrificación de los vehículos de carga.
“Los camiones eléctricos son una tendencia mundial, pero en México estamos muy atrasados”, afirmó.
Actualmente, 17,500 camiones de carga cruzan diariamente entre Baja California y California a través de los pasos fronterizos de Tijuana, Tecate y Mexicali.
Cronograma de transición
Las normativas de California establecen lo siguiente:
- Desde 2027, los camiones clase 8 sin camarote deberán ser eléctricos.
- Para 2030, todos los camiones, incluidos aquellos con camarote, deberán cumplir con esta regulación.
Aunque parece un plazo razonable, Delgado destacó que en México la infraestructura aún es incipiente y no hay incentivos fiscales que faciliten la compra de estos vehículos.
Costos elevados y producción limitada
El costo de un camión eléctrico oscila entre 450,000 dólares, mientras que un modelo de diésel nuevo cuesta aproximadamente 180,000 dólares.
“El precio casi triplica al de un camión de diésel, y tampoco hay suficiente oferta en el mercado ni energía eléctrica disponible para recargar tantas unidades”, indicó.
Delgado agregó que empresas como Tesla han prometido aumentar la producción de camiones eléctricos, pero la disponibilidad sigue siendo limitada, lo que agrava el desafío.
Llamado a las autoridades
El representante de Canacar pidió que se aceleren los esfuerzos gubernamentales en pro de energías sustentables. Señaló que la presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado su compromiso con la transición verde, pero enfatizó la necesidad de acciones concretas.
“El tiempo apremia y México debe actuar rápido para no quedarse atrás”, concluyó.
Este desafío subraya la urgencia de cerrar la brecha tecnológica y logística para cumplir con las exigencias ambientales sin afectar el comercio transfronterizo.