Donald Trump ha asumido el crédito por el bloqueo diplomático y económico impuesto a Qatar por sus vecinos en la peor crisis que ha azotado a los estados del Golfo en 30 años, diciendo que todas las pruebas apuntan a que el estado financia el terrorismo.
Las declaraciones del presidente estadounidense cayeron como balde de agua fría para Qatar, que se consideraba un aliado de Estados Unidos y alberga a 10,000 soldados estadounidenses, y deleitará a Arabia Saudita, que hasta hace poco había estado luchando contra las reclamaciones en Washington de que Riyadh era el Principal patrocinador del terrorismo.
En una serie de tweets, Trump escribió: “Durante mi reciente viaje al Oriente Medio dije que ya no puede haber financiación de la Ideología Radical. ¡Los líderes apuntaron a Qatar!”
Continuó: “Es bueno ver que la visita de Arabia Saudita con el Rey y 50 países ya está dando sus frutos. Dijeron que tomarían una línea dura en financiar el extremismo y toda la referencia estaba señalando a Qatar. ¡Tal vez este sea el comienzo del fin del horror del terrorismo! ”
Fue su primera intervención en la crisis y, aunque no apoya el boicot diplomático de Qatar, va en contra del tono de otros funcionarios de la administración que piden el compromiso y la reconciliación.
Tanto el secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, como el secretario de Estado, Rex Tillerson, han pedido calma.
El Golfo da la espalda a Qatar
Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egipto anunciaron el lunes que están interrumpiendo los vínculos aéreos, marítimos y terrestres con Qatar y rompiendo todas las relaciones diplomáticas, alegando que ha estado apoyando a extremistas, desarrollando vínculos con Irán y actuando como puerto seguro para figuras clave de Hamas y la Hermandad Musulmana.
Qatar es también el hogar de la sede regional de los militares de EEUU en la base aérea de Al Udeid, que Qatar gastó más de $ 1 mil millones de la construcción y se ha utilizado para organizar ataques contra Isis en Siria e Irak. Qatar se considera un aliado clave de Estados Unidos, pero su postura independiente sobre la política exterior ha enfurecido cada vez más a los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.
El martes, el emir de Kuwait, el jeque Saber al-Ahmad al-Jabah al-Sabah, dijo que estaría dispuesto a trabajar con los mediadores para tratar de poner fin a la disputa.
Con información de The Guardian
