GYEONGJU, Corea del Sur.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informó este miércoles que no sostendrá la esperada reunión con el líder norcoreano Kim Jong-un durante su gira por Asia, al señalar que “no se logró acordar el momento” del encuentro. La cancelación ocurre en un contexto de creciente tensión en la región y de un silencio internacional que empieza a normalizar lo que podría escalar hacia una nueva crisis global.
Durante un almuerzo con el presidente surcoreano, Lee Jae-myung, en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), Trump lamentó no concretar la cita, aunque aseguró que “habrá otras visitas” y que su gobierno “seguirá trabajando muy duro con Kim Jong-un y con todo el mundo para solucionar las cosas”.
Sin embargo, el anuncio coincidió con un nuevo desafío militar de Corea del Norte: el lanzamiento de misiles estratégicos de crucero mar-tierra desde el mar Amarillo, confirmado por la agencia estatal norcoreana. Este hecho, que en otro momento habría encendido las alarmas globales, hoy parece recibir una respuesta tibia de la comunidad internacional.
Mientras Pionyang estrecha sus vínculos con Rusia y China, el aplazamiento del diálogo con Washington deja al descubierto un panorama preocupante. Las tensiones se agravan, el riesgo aumenta y, aun así, el tema parece tomarse con ligereza. El mundo observa —o finge observar— cómo se normaliza un conflicto que podría tener consecuencias irreversibles.