Donald Trump ha intensificado sus ataques contra la investigación del fiscal especial Robert Mueller en su último esfuerzo por socavar los hallazgos en el informe tan esperado, diciendo que “la gente no lo aceptará”.
Se espera que la investigación termine en las próximas semanas, pero Trump se centró en sus inicios más que en su conclusión, y se quejó de la designación de Rob Rosenstein de Mueller en mayo de 2017. El fiscal general adjunto designó al abogado especial después de que Trump despidiera a James Comey. El director del FBI que lideraba una investigación sobre una posible colusión entre la campaña de Trump y Rusia.
“Tengo un diputado, nombro a un hombre para que escriba un informe sobre mí, para tomar una decisión sobre mi presidencia”, dijo Trump en una entrevista con Fox Business Network. “La gente no lo tolerará”.
Trump lamentó que el abogado especial fuera el “mejor amigo” de Comey, quien sucedió a Mueller como director del FBI. No hay evidencia de que los dos sean amigos cercanos.
Mueller fue nombrado tras la recusación, dos meses antes, del entonces fiscal general, Jeff Sessions. Esa acción enredó a Rosenstein, cuyo memorando de castigo a Comey fue citado por la Casa Blanca como justificación de su despido. Además, Rosenstein no designó a Mueller para redactar un informe, es simplemente el curso de acción ordinario establecido en los reglamentos de los abogados especiales.
El presidente, hablando con periodistas en el jardín de la Casa Blanca antes de ir a reuniones en su finca de Florida, repitió nuevamente su afirmación de que “No hubo colusión”. No había obstrucción. Todo el mundo lo sabe. Todo es un gran engaño. Es todo una caza de brujas “.
Adivinar cuándo se entregará el informe de Mueller al Departamento de Justicia se ha convertido en un popular juego de salón en Washington, aunque el abogado especial no ha indicado oficialmente que su investigación se encuentra en sus etapas finales. Las regulaciones del departamento de justicia solo requieren que Mueller entregue al fiscal general un informe confidencial que explique las decisiones para perseguir o rechazar los procesos judiciales. Eso podría ser tan simple como una lista de puntos de bala o tan fulsa como un informe que ejecuta cientos de páginas.
Se requiere que William Barr, el fiscal general, diga que la investigación ha concluido y que describa o explique en cualquier momento en que él o Rosenstein decidieron que una acción propuesta por Mueller “fue tan inapropiada o injustificada” que no se debe continuar. Después de que Mueller entregue su informe, Barr dijo que redactará un segundo para consumo del Congreso y público.
Trump y sus aliados han pasado casi dos años tratando de desacreditar a Mueller. Pero el presidente se ha vuelto cada vez más seguro de que el informe producirá lo que ha insistido todo el tiempo: no hay evidencia clara de una conspiración entre Rusia y su campaña de 2016. Y Trump y sus asesores están considerando cómo armar esos posibles hallazgos para la carrera de 2020, describiendo la investigación como un golpe de estado fallido mientras critican las investigaciones iniciadas por los demócratas de la Cámara de Representantes.
Incluso si el informe final de Mueller no implica al presidente en una conducta criminal, la investigación estuvo lejos de ser infructuosa. Su equipo presentó cargos contra 34 personas, incluidos seis asociados de Trump y tres compañías. Sus fiscales revelaron un gran esfuerzo criminal de los rusos para interferir en las elecciones presidenciales de 2016 y mostraron que las personas relacionadas con la campaña de Trump estaban ansiosas por explotar los correos electrónicos robados a los demócratas.
