Tumbar Políticos para ascender en el gobierno

BOMBAY, INDIA. A sus 76 años, Subramanian Swamy tiene un comportamiento juvenil; suele ser descarado pero casi siempre está sereno. Empero, podría decirse que es el guerrero más brutal de la política de la India, en la que tiene una carrera de más de 40 años derribando ministros y tumbando gobiernos. Y últimamente ha estado en una buena racha.

Primero sacó al gobernador del banco central de la india. Después puso su mira en el jefe de asesores del ministerio de Finanzas. Luego lanzó un ataque velado al ministro de Finanzas por usar un traje occidental en un viaje a China, en lugar de la prenda tradicional india, diciendo que parecía mesero.

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En este proceso, Swamy, que es economista, se colocó en el centro de una encendida controversia. Él es un nacionalista hindú cuyas andanzas están amenazando la estabilidad del gobierno del primer ministro Narendra Modi. Ahora la cuestión es si Modi podrá controlarlo para impedir que canibalice a su gobierno.

Antes de sus últimas incursiones, él fue el “demoledor en jefe” del gobierno del primer ministro Atal Bihari Vajpayee, en 1999, cuya caída causó tras trece meses, explica Sudheendra Kulkarni, asesor cercano de Vajpayee.

“Van a enfrentarse a las peores consecuencias” por tolerarlo, advirtió Kulkarni. “Él echa a perder todo.”

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Modi no solo ha tolerado a Swamy, sino que lo ha promovido activamente, rescatándolo del páramo político para colocarlo en un escaño de la cámara alta del parlamento. La razón, según observadores políticos, es el valor de Swamy como uno de los luchadores políticos más efectivos contra la corrupción endémica, cosa que Modi ha puesto en el centro de sus planes para modernizar y vigorizar la economía india.

“Si Modi quiere cumplir con su promesa de limpiar el gobierno, necesita a Swamy”, afirma Madhav Das Nalapat, ex director de The Times of India y amigo de Swamy.

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En entrevista en su oficina de Nueva Delhi, donde una pared está cubierta de fotografías de él con líderes indios de años recientes, Swamy declaró que sus ataques recientes cuentan con el apoyo de “colegas de alto nivel en el partido” y que los lanzó solo después de que ellos “me dijeron que tenía toda la razón”.

Cualquiera que sea su papel en el nacionalismo hindú, Swamy ha sido una fuerza motriz en el combate a la corrupción. En 2010, presentó una solicitud ante la Suprema Corte para enjuiciar al ministro de telecomunicaciones por su participación en otorgar frecuencias de telefonía celular por debajo del precio de mercado. Eso ayudó a reforzar la noción de que la corrupción estaba generalizada y provocó la derrota del Partido del Congreso, que había gobernado por mucho tiempo.

También entabló una demanda en contra de varios líderes del Partido del Congreso, entre ellos Sonia Gandhi, su presidenta, y Rahul Gandhi, hijo de Sonia y vicepresidente del partido. A ellos los acusó de adquirir ilegalmente un periódico por sus bienes inmobiliarios y los obligó a presentarse en un tribunal de Nueva Delhi como acusados y pagar fianza.

“Todos pensaban que nadie podía tocar a la familia Gandhi”, afirma Sanjaya Baru, que fuera vocero del primer ministro Manmohan Singh. “Swamy demostró que sí es posible.”

Últimamente, Swamy ha llevado sus batallas de los tribunales a las redes sociales, donde tiene casi tres millones de seguidores en Twitter. Por lo general se levanta a las 4:00 a.m. y, mientras toma su café, desata un torrente de ataques en la plataforma. Antes de recogerse por la noche, vuelve a lanzar otra andanada de metralla con su pistola Twitter.

En abril, cuando se debatía si Raghuram G. Rajan continuaría como gobernador del banco central, Swamy saltó a la palestra. En una carta abierta al primer ministro, él acusó al banquero de “un intento aparentemente deliberado de arruinar la economía india” por negarse a bajar las tasas de interés, lo cual abarataría los créditos para empresas pequeñas y medianas.

No contento con atacar a Rajan por las tasas de interés, una decisión genuinamente de política, Swamy también cuestionó su lealtad hacia el país. Señalando que el gobernador del banco tiene tarjeta de residente en Estados Unidos, lo que le permite trabajar y residir ahí, Swamy insinuó que Rajan “no es plenamente indio”.

Rajan no ha comentado públicamente su decisión de dimitir, pero sus padres declararon al periódico The Indian Express que su hijo se había sentido lastimado por el ataque y por el hecho de que el gobierno no hubiera salido en su defensa.

Swamy está convencido de que sin sus ataques, Rajan “hubiera obtenido una extensión de su mandato”, pues tiene simpatizantes y hubiera sido fácil seguir el camino de menor resistencia y permitirle que se quedara en el puesto.

Geeta Anand
© The New York Times 2016